OURENSE

Os Remedios se quedó pequeño para acoger a los cientos de fieles

Los devotos abarrotaron la restaurada capilla de la ciudad durante toda la jornada y disfrutaron de una comida popular

No decepcionó el día grande de la celebración en torno a la Virgen de Os Remedios que desde primera hora de ayer reunió en la ciudad a cientos de fieles en los alrededores del recoleto santuario situado al final del Puente Romano, frente al pabellón deportivo. Las misas se fueron sucediendo desde primeras horas, siempre con un abundante número de devotos, procedentes de todos los barrios de Ourense, pero también de otros lugares de la provincia, e incluso de puntos tan distantes de la geografía española como Mallorca o País Vasco.

"Realmente nos ha sorprendido la importante afluencia de gente que se ha registrado en la novena de este año", reconocía el rector del santuario de Os Remedios, José María Moro.

Aunque durante los años que el templo mariano estuvo cerrado, tras el incendio que lo destruyó en el año 2010, se seguía celebrando la novena en la parroquia próxima de María Auxiliadora, la congregación de personas en torno a esta advocación hacía años -según reconocían en el entorno del templo, tanto los propios asistentes como los vendedores de exvotos o los religiosos allí presentes- que no alcanzaba los niveles de esta edición.

Especialmente numerosas fueron las asistencias "tanto a la misa de las 10,30 horas como la de las 19,00 horas", según reconocía el rector del santuario.

Tan abundante fue la afluencia que el descampado del entorno del templo se quedó pequeño para acoger a los fieles, que se repartieron por las escalinatas próximas y llegaron hasta las carpas donde estaban instaladas las mesas y bancos de madera para acoger a los curiosos y devotos tras la celebración religiosa con sus raciones de pulpo y su vaso de vino para acompañar como manda la tradición.

En el entorno del recinto, los puestos con exvotos, velas, cirios, recuerdos y otros objetos religiosos, propios de toda novena mariana, trabajaban sin descanso atendiendo a los visitantes, que tras la celebración religiosa se acercaban a la figura de la Virgen para tocar su manto -"una costumbre que queremos evitar a partir de ahora, y para ello hemos colocado dos medallas debajo de la figura para que los fieles puedan hacer sus rogativas", explica José María Moro-, abandonando después la zona o acercándose a las carpas próximas para disfrutar de un plato de pulpo o comprar las tradicionales rosquillas o algún recuerdo.

Cada devoto esgrime su propio motivo para acercarse al santuario, aunque siempre con la certeza de que la ayuda de la Virgen está en la raíz de esa fe. Es el caso de Vicente Antonio Pardo Díaz, que recuerda que "yo le pedí a la Virgen que me diera una mujer que me comprendiera: me la dio y se llama Remedios, eso es algo que nunca podré olvidar", aunque este vecino del casco viejo de Ourense reconoce que su amor por la advocación le viene "de mi abuela, con la que venía a verla desde que tenía cuatro años".

Encarna Gallardo, de Mallorca, dice venir "por devoción, nos acercamos todos los años que podemos, porque la Virgen cumple siempre con nosotros".

Desde Castro de Beiro acude Marina Álvarez. "Vengo todos los años porque le tengo mucha fe a la Virgen, a la que le pido salud para los míos y siempre me ha cumplido", explica. Sobre la labor de recuperación del santuario, reconoce que "creía que iba a quedar un poco mejor", aunque apunta que "lo importante es que se puedan hacer las novenas aquí".

También Vilamaior, en Verín, acogió a mediodía de ayer la procesión y misa solemne en el santuario de Os Remedios, donde el alcalde verinense, Juan Manuel Jiménez Morán, realizó la ofrenda a la Virgen.

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