La acusación que representa a la familia de Socorro Silva reclama hasta 19,6 años de prisión

La salud mental del homicida de Cenlle determinará la pena

Fernández en su última visita al Pazo de Xustiza, en enero. (Foto: XESÚS FARIÑAS)
Transcurridos dos años del homicidio que le costó la vida a María del Socorro Silva Oliveira, una joven de 26 años de nacionalidad brasileña que ejercía la prostitución en al ciudad, el responsable de su muerte, Ramón Fernández Álvarez (50 años) se sienta hoy en el banquillo de los acusados de la Audiencia provincial. Sobre él pesan dos acusaciones que reclaman hasta 19 años y medio de prisión por sendos delitos de asesinato y tenencia ilícita de armas.
Por su parte, la defensa reconoce la participación de este vecino de Riobóo (Cenlle) en los dos disparos que le costaron la vida a la joven. Pero con transfondo amoroso. La defensa alega que el encausado sufrió una enajenación mental transitoria cuando, según su declaración, la chica le reclamó por los servicios sexuales que acababan de mantener en la vivienda de Ramón, aprovechando que su esposa no estaba en casa, seis veces más de lo que ya le había abonado en dos ocasiones anteriores (400 euros en vez de 60). El inculpado aseguró en la instrucción, en la que llegó a cambiar cinco veces de declaración, culpabilizando incluso a un vecino, que la joven le pidió más dinero con la excusa de que quería comprarle un ordenador a su hija, quien había quedado a cargo de su propia madre en Brasil. La negativa a entregárselo dio pie -confesó Ramón Fernández- a un chantaje que hizo que perdiera la cabeza: o se lo daba o esperaría a que llegase su esposa. La representación letrada del encausado también cuestionará a lo largo del juicio, que durará dos días, la salud mental de su cliente, quien estaba sometido a tratamiento por una depresión que ya le había ocasionado dos tentativas de suicidio. Ya en la cárcel, lo intentó dos veces más.

Ramón Fernández conocía a la víctima desde enero de ese mismo año cuando a través de las páginas de un periódico respondió al anuncio que había insertado la joven, quien ofrecía sus servicios sexuales bajo el sobrenombre de 'Kelly'. Pronto se encaprichó de ella y en menos de un mes contactó en tres ocasiones, la última el día del crimen, el 10 de febrero. El escenario de la muerte fue la bodega de la casa a la que habían bajado porque le inculpado pretendía regalarle unas botellas de vino casero.

El arma empleada fue una escopeta de caza, sin licencia que amparase su posesión. En este punto, defensa y acusaciones difieren en tanto que éstas últimas consideran que el arma estaba manipulada, con los cañones recortados. Asimismo, mientras que las acusaciones amparan el asesinato en la alevosía que supuso un segundo disparo para asegurar el crimen, la defensa encuadra la última detonación en un contexto de forcejeo. Tras los disparos, envolvió el cadáver en plásticos y lo arrojó al río Avia.


NO COMPARECERÁ LA MADRE

La madre de la víctima, a la que hubo que ayudar desde la Xunta y la solidaridad ciudadana para poder acudir al entierro de su hija, no estará finalmente en el juicio, aunque estaba citada por todas las partes. Según el letrado que la representa, no hubo forma de contactar con ella en Brasil.

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