El Santiago cumple siete décadas con su racimo

El ourensano Antonio Álvarez no perdona la tradición de llevarle uvas al Apóstol Santiago de la iglesia de As Caldas cada 24 de julio. “Para el, poñerlle o ramillete é moi importante”, dice su hijo.

Cuando Antonio Álvarez tenía 18 años le llevó un racimo de uvas al Santiago Apóstol de la iglesia de As Caldas para su procesión del 25 de julio. Aquella primera vez, sin saberlo, el pontino inició una tradición que mantendría cada mes de julio. Así, ayer, siete décadas después, Álvarez y su familia se desplazaron hasta Quenlle, donde recogen siempre las uvas, para luego colocárselas al “santiño”. 

Su hijo, José Álvarez Caride, reconoce la ilusión del padre: “Encántalle seguir levándolle as uvas cada ano, non pode quedar sen elas”. En estos 70 años, solo la mili, la emigración a Alemania y la muerte de un familiar cercano consiguieron frenar la tradición, muy a su pesar. En 2020 y 2021, pese a la pandemia -en 2020 no hubo procesión a causa de la situación sanitaria-, Álvarez siguió colocando las uvas para su querido santo.

Pero la relación de este pontino con el “santiño” arrancó antes de cumplir 18 años. Con 14, era el encargado de hacer sonar las campanas el día del Santiago, para avisar a los vecinos de la celebración. 

Hoy, el Apóstol recorrerá las calles del barrio pontino con su ramillete, un detalle que no pasa desapercibido para los vecinos, acostumbrados a esta cariñosa tradición. “Para el é moi importante entregarlle esta ofrenda, non a perdoa”, apunta su hijo. El paseo arrancará a las 12,00 horas y recorrerá la zona aledaña a la iglesia de As Caldas, antes de la habitual misa.

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