AVE EN GALICIA

La última licitación del Adif no asegura el AVE en Ourense para 2019

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photo_camera Panorámica del tramo de vía ferroviaria que pasa por Taboadela, a la entrada en la ciudad.

Las obras anunciadas precisan casi 21 meses desde ese trámite hasta que comiencen las pruebas 

El Consejo de Ministros en su reunión del pasado viernes acordó el traspaso del tramo de línea convencional entre las estaciones de Taboadela y Ourense de su actual administrador, el Adif, a Adif Alta Velocidad, los dos organismos públicos dependientes de Fomento que gestionan las infraestructuras ferroviarias en España. La transferencia de titularidad le permitirá a Adif Alta Velocidad gestionar los contratos necesarios para la realización de las obras pendientes. Se trata de un procedimiento que llega con retraso dado que en abril de 2017 se fijó un cronograma en el que ambas infraestructuras, adaptación de la vía y cambiador de ancho, tendrían que estar licitadas en el tercero y cuarto trimestre de 2017 y su tramitación se ha demorado hasta el segundo de 2018.

En el caso de la instalación del cambiador, que se realizará en el punto de conexión entre el ramal que ya ha sido adjudicado hace unas semanas y la traza convencional en Taboadela, los plazos permiten su ejecución sin alterar los objetivos del Gobierno de finales de 2019 para su operatividad.

No sucede lo mismo con la tercera obra todavía pendiente. Porque aunque desde fuentes de Adif Alta Velocidad aseguran que la licitación de las obras de adaptación de la línea convencional será inminente, esas obras requieren de un plazo de 15 meses para instalar el tercer carril, electrificar los casi 15 kilómetros de línea a 25.000 voltios de corriente alterna, instalar el ERTMS-2, el sistema de comunicaciones, instalaciones de seguridad, vallado del tramo, etcétera.

La tramitación tras la licitación es un proceso que requiere entre cinco y seis meses hasta que comienzan las obras, un plazo que se está cumpliendo en el caso del ramal, cuya licitación tuvo lugar a comienzos de octubre pasado, fue adjudicada a finales de marzo y cuyas obras no han comenzado todavía. Eso significa que, salvo que se lleve a cabo un procedimiento extremadamente rápido, de menos de tres meses, la adaptación de la línea convencional no estará finalizada para diciembre de 2019.

La única opción para el cumplimiento de los plazos sería, por tanto, que en el concurso de licitación se valoren, además de la propuesta técnica y la económica, el acortamiento de los plazos de ejecución y que la solución contratada pueda finalizar las obras en un tiempo inferior al año y medio que está señalado en la información previa del procedimiento.

Las obras para la adaptación de la traza convencional no son complejas, puesto que ya existe una plataforma amplia. Toda la línea de Zamora-A Coruña, inaugurada hace seis décadas, fue trazada para doble vía aunque solamente se tendió una, con la excepción de un túnel, el de O Corno, en el que no se finalizó el segundo tubo. Entre Taboadela y Ourense solamente existe un túnel, al final de la estación de San Francisco, que permite cruzar la ciudad hasta llegar a las inmediaciones del viaducto sobre el Miño. Ese túnel también es de doble ancho, pero hay que rebajar la plataforma para que encaje la catenaria, única modificación significativa en la traza de este tramo.

Sin embargo la complejidad de las obras reside en que han de realizarse sin alterar la circulación de los trenes. Actualmente, pasan por esa línea seis Alvia en cada sentido de la conexión Galicia-Madrid, además de los mercantes, como el cerealero que suministra cada día grano a Coren, procedente del puerto de Marín o el tren de Sogama, que tiene su terminal de transferencia en Taboadela. 

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