El hermano de Bernardino Pousa organizó una manifestación para que se agilice la investigación

Los verinenses reclaman una solución al crimen del chófer

Decenas de personas recorrieron la avenida de Portugal exigiendo justicia. (Foto: MARTIÑO PINAL)
'No entiendo por qué lo mataron. Si mi hermano no tenía enemigos, le quería todo el mundo, no hacia daño a nadie'. Con estas palabras se sumaba ayer Germán Pousa a la manifestación silenciosa organizada en Verín para reclamar que se esclarezca el asesinado de Bernardino Pousa, el conductor de Autocares Guerra que falleció degollado tras recibir un fuerte golpe en la nuca hace dos meses, cuando acababa de aparcar el autobús tras un viaje con vecinos de Verín a una playa pontevedresa.
En la manifestación participaron alrededor de 300 personas, la mayoría de ellas portando en las manos papeles en los que se podía leer: 'Pedimos justicia, agilidad en la investigación para detener a los asesinos'. La marcha arrancó a las cinco de la tarde del exterior de las piscinas municipales, a escasa distancia de la cochera de Autocares Guerra, donde la familia del fallecido había depositado minutos antes y en privado un ramo de flores.

Los manifestantes, entre los que estaba el alcalde de Verín, Juan Manuel Jiménez Morán, y el de Trasmiras (Bernardino era natural de este municipio), Emilio José Pazos, tras recorrer la avenida de Portugal, se concentraron en la Plaza do Concello, donde guardaron un minuto de silencio que finalizó con una ovación. Pero antes, Susana Pousa, una sobrina del fallecido, dio lectura a un comunicado en el que agradeció las muestras de solidaridad que está recibiendo la familia. 'Ya pasaron dos meses y los asesinos aún siguen estando libres. Queremos que paguen por lo que hicieron y no cesaremos hasta conseguirlo', aseguró la joven durante su intervención. Los manifestantes colgaron la pancarta que encabezó la marcha silenciosa en la verja de una de las ventanas del Consistorio verinense, donde permanecerá hasta que se resuelva el crimen.

Los manifestantes fueron custodiados por una patrulla de la Guardia Civil, cuyos agentes continúan con las pesquisas en torno a dos sospechosos, uno de ellos ligado laboralmente al fallecido y el otro un familiar. Ambos residen en la comarca de Monterrei.

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