La achicoria silvestre

Una achicoria con dos flores grandes y vistosas.
photo_camera Una achicoria con dos flores grandes y vistosas.
Las flores, que aparecen entre junio y octubre, son de un bellísimo azul zafiro vivo

La achicoria, achicoria brava, achicoria silvestre o amargón, conocida científicamente con el nombre de Cichorium intybus, es una planta herbácea originaria de Eurasia, perteneciente a la familia de las Asteráceas o Compuestas. Crece de modo agreste en herbazales, cunetas y tierras de barbecho. Etimológicamente su nombre es incierto. Aun no siendo una especie original de Galicia, donde se le conoce también con el nombre de chicoria, chicoria común o chicoria do café, se la puede encontrar actualmente en muchos bordes de caminos o carreteras. Así, viene citada en algunos estudios de etnobotánica tanto en la cuenca baja de las Riberas del Sil, en la provincia de Lugo, como en el interior de la provincia de la Coruña. También se catalogó su presencia, entre otros sitios, en el Parque Natural de las Marismas de Xunquiera de Alba, en la ciudad de Pontevedra, y en la carretera que conduce de la villa termal de Caldas de Reis al adyacente municipio de Portas, en la provincia de Pontevedra.

Su raíz es fuerte, larga, carnosa y en forma de nabo. Sus tallos son erectos, angulosos, acanalados, pubescentes, muy ramificados y poco frondosos. Las ramas son rígidas. La planta pueden sobrepasar el metro de altura. Posee un látex característico que contiene principios amargos que estimulan el apetito. Sus hojas basales, de color verde oscuro, con un pequeño peciolo y dentadas, están dispuestas en roseta. Las situadas a lo largo del tallo son más escasas y progresivamente más pequeñas, casi reducidas a brácteas lanceoladas y menos dentadas o enteras. En general son duras. Las flores, que aparecen entre los meses de junio y octubre, son de un bellísimo color azul zafiro vivo. Están dotadas de lígulas dentadas y se reúnen en capítulos, siempre grandes y muy visibles, situados tanto en posición terminal como en las axilas de las hojas. No es frecuente encontrar flores azules en la familia de las compuestas. Al ser una planta bienal, las hojas aparecen en el primer año y las flores en el segundo. Los frutos son aquenios cónicos, angulosos de color marrón claro y con un pequeñísimo penacho de pelos blanquecinos.

Tanto sus propiedades medicinales como sus usos gastronómicos son bien conocidos desde la antigüedad. Para ello se utilizan las raíces y las hojas. Viene citada en el papiro de Ebers del antiguo Egipto, uno de los más viejos tratados de medicina y farmacopea conocidos. El filósofo y botánico Teofrasto de Ereso, entre los siglos IV y III a.C., la cita entra las verduras silvestres. Más tarde tanto Dioscórides como Galeno la llamaron “la amiga del hígado”. Tomando en las comidas un vasito de vino de achicoria, que se obtienen macerando durante dos o más semanas cincuenta gramos de raíces de la planta en un litro de vino blanco es, además de aperitivo, un buen hepático y depurativo sanguíneo. La inulina que contiene, le confiere una acción levemente beneficiosa en casos de pérdida de apetito o anorexia. Es, además, un buen tónico estomacal, diurético y laxante. Sirve para expulsar parásitos intestinales. Y un extracto de sus hojas y raíces se utiliza en cosmética para eliminar el acné. Consta que en algunas zonas de la provincia de La Coruña se aplicaba por vía tópica el resultado de cocerla, juntamente con el llantén, sobre los herpes. En el siglo XIII el filósofo, alquimista y teólogo Alberto Magno la llamó “la novia del sol”, debido a que sus bellas flores azules tienen la particularidad de abrirse solamente a pleno sol y seguir, como los girasoles, su trayectoria. Al atardecer y durante la noche pasan desapercibidas, ya que están cerradas.

Desde el siglo XVII la infusión de sus raíces se usó como sucedáneo del café. Este se obtiene lavando bien dichas raíces, luego secándolas y tostándolas, y finalmente moliéndolas. No es excitante y tan bueno como el café., pero fue muy empleado en años de carencia, dificultad económica y racionamiento. Por ello, aun hoy en día, cuando un café es de mala calidad se suele decir “es pura achicoria”. Debido a las ya descritas propiedades medicinales, este sucedáneo del café, está considerado como una bebida saludable. Sus hojas, ricas en sales y vitaminas, también se emplearon y siguen empleando, a pesar de su sabor más o menos amargo, en la alimentación, bien crudas en ensaladas o cocidas. Asimismo, para preparar arroces y pastas o acompañar carnes y pescados. E incluso para elaborar ricos postres como el “helado de achicoria”.

En Galicia, se usaba asimismo junto con los berros como remedio anti hemorrágico para animales.

A sus raíces, envueltas en un paño blanco, se le atribuían poderes protectores contra los hechizos.

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