El Trifolium repens conocido comúnmente con el nombre de trébol blanco, trébol rastrero o trébol silvestre, es una pequeña planta herbácea perenne, perteneciente a la familia de las Fabáceas o Leguminosas, originaria de Europa, oeste de Asia y Norte de África. En gallego se le conoce con el nombre de trebo.
Etimológicamente, tanto el nombre genérico de la planta, trifolium, como el de su epíteto repens derivan del latín. El primero significa “tres hojas” y el segundo “rastrero”.
Su sistema radical es muy ramificado. Su tallo se desplaza por el suelo emitiendo raíces adventicias. Sus hojas son alternas y, como todos los tréboles, divididas en tres folíolos. Estos son ovales, con largos peciolos erectos y con manchas blanquecinas en el haz. Sus flores, solitarias, están agrupadas, en número de cincuenta a cien, en cabezuelas globosas. Son de color blanco o rosáceo y largamente pecioladas. Cada una de esas flores es de tipo papilonáceo, es decir, su corola tiene forma amariposada. Presentan estípulas con una marcada nerviación paralela de color violáceo. Florecen en la primavera. Tras su floración las flores se oscurecen y se inclinan hacia abajo. Sus frutos son en forma de vaina, la cual contienen semillas elipsoides de color ocre. Crece abundantemente en las praderas, pastizales y bordes de caminos.
Las cabezuelas han sido utilizadas en la medicina tradicional a modo de infusión para curar catarros y molestias gastrointestinales, trastornos de las vidas respiratorias superiores y diarreas. También han sido usadas para inhalaciones a fin de sanar inflamaciones glandulares y dolores reumáticos. Es, asimismo, una planta con propiedades purificadoras y oftálmicas. Se usa externamente por sus propiedades antisépticas. Está considerada una excelente especie forrajera, ya que, por su gran contenido en proteínas, es de gran calidad alimenticia para el ganado. Es también una excelente planta melífera.
El Trifolium repens puede confundirse con el Trifolium occidentale que vive exclusivamente en las tres provincias gallegas costeras. De echo, algunos autores lo consideran una subespecie del primero.
Otra especie de este género también presente en tierras gallegas es el Trifolium pratense, conocido en castellano como trébol común o trébol rojo y en gallego como trevo rubio. Existen aquí dos subespecies: el Trifolium pratense subsp. pratense y el Trifolium partense subsp. beticum.
Su sistema radicular consta de numerosas raíces adventicias. Las hojas basales, de forma ovadas, conforman una tupida roseta de la cual surgen tallos erectos y angulosos, con o sin vellosidad. Sus hojas superiores, son alternas y están formadas por tres folíolos de forma elíptica con el ápice agudo y el borde levemente festoneado. Poseen unas estípulas con una patente nerviación paralela. En su haz presentan una característica mancha blanca en forma de flecha. Las flores, de color rojo violáceo son pequeñas y aparecen en el extremo del tallo en capítulos o cabezuelas más o menos globosas. Florecen durante todo el año, pero con mayor intensidad desde finales de la primavera hasta bien entrado el otoño. Sus frutos son una vaina o legumbre que aún después de madurar lleva a su alrededor restos tanto de la corola como del cáliz. Las vainas contienen una semilla lisa amarillenta o purpúrea. Crece en praderas y pastos, y espontáneamente en márgenes de caminos y ríos con preferencia por los suelos húmedos y nitrificados. De hecho, el epíteto latino pratense significa que “se encuentra en los prados”.
Para fines medicinales se recolectan las flores al comienzo de la floración y luego se secan en lugares aireados y a la sombra. Tradicionalmente se han empleado en infusión para la bronquitis, la tos, la ronquera y la diarrea. En aplicación externa, en baños y compresas para curar enfermedades de la piel. Constituye, asimismo, un excelente forraje para la alimentación del ganado.
Existen otras especies del género trifolium en Galicia. De entre ellas podemos citar el Trifolium resupinatum conocido en castellano como trébol de juncal y en gallego simplemente como trevo o trevo persa y cuyo epíteto latino resupinatum significa “retorcido hacia abajo” haciendo referencia a sus flores y el Trifolium arvense que vive en pastizales en sitios secos, normalmente en substrato arenoso. Además, por su interés como plata forrajera de muy buena calidad se cultiva también el Trifolium incarnatum, conocido como trébol encarnado o escarlata por el color de sus flores.
Desde el punto de vista teológico, anotar que el trébol fue usado para explicar el misterio de la Santísima Trinidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo es Dios. Así lo hizo San Patricio, el patrón de Irlanda. De hecho el trébol es el símbolo ese país vinculado a su festividad nacional más importante, el 17 de marzo día de san Patricio.
En ocasiones se pueden encontrar casualmente tréboles de cuatro hojas, originados posiblemente por una mutación. La tradición popular les atribuye cualidades de proporcionar buena suerte a quien lo encuentra. Aunque hay casi trescientas especies reconocidas de tréboles, el trébol blanco está considerado como el trébol de la buena fortuna.