Las bayas y la microbiota intestinal

Bol de bayas.
photo_camera Bol de bayas.
El consumo de bayas, ricas en polifenoles y nutrientes, afecta positivamente a la microbiota intestinal, promoviendo el crecimiento de bacterias beneficiosas

La disbiosis intestinal es común en personas con enfermedad renal crónica (ERC) y está asociada con la producción de ciertas toxinas, con inflamación, estrés oxidativo y desarrollo de enfermedades cardiovasculares. Por lo tanto, los patrones dietéticos saludables son mediadores de la microbiota intestinal. En este sentido, los estudios sugieren que el consumo de bayas, ricos en polifenoles y nutrientes, puede afectar positivamente a la microbiota intestinal, promoviendo el crecimiento selectivo de bacterias beneficiosas y mejorando el estado clínico. Sin embargo, los estudios sobre los efectos de las bayas en la microbiota intestinal en la ERC son escasos, y se necesita una mejor comprensión de los posibles mecanismos de acción de las bayas en la microbiota intestinal para guiar los futuros estudios clínicos y la práctica clínica en la ERC. El objetivo de este estudio realizado por un equipo del Programa de Postgrado en Ciencias Cardiovasculares (Universidad Federal Fluminense, Brasil) se centró en conocer cómo las frutas de baya (arándano, arándano rojo, frambuesa, y fresa) podría ser una estrategia de tratamiento para regular la microbiota intestinal y posiblemente reestablecer el equilibrio microbiano en la enfermedad renal crónica. 

En general, la evidencia disponible muestra que las bayas pueden promover un aumento en la variedad al favorecer la abundancia de bacterias productoras de moco y ácidos grasos de cadena corta. 

Los estudios sobre la cantidad exacta de bayas que provocan estos efectos muestran distintos resultados, pero se sabe que, con 5 miligramos al día de estos frutos ya es posible observar efectos positivos en modelos animales. Las bayas silvestres posiblemente podrían mejorar la condición urémica al reducir los niveles de toxinas urémicas a través de la modulación de la microbiota intestinal. A largo plazo, esta podría ser una excelente estrategia para los pacientes con ERC. El estudio recomienda ampliar los estudios clínicos para evaluar mejor los efectos y determinar la cantidad de estos frutos para promover una mejor calidad de vida en las personas con ECR.

REF: Coutiho-Wolino y col. Arándano, arándano rojo, frambuesa y fresa como moduladores de la microbiota intestinal: ¿diana para el tratamiento de la disbiosis intestinal en la enfermedad renal crónica? De la evidencia actual a las posibilidades futuras.

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