Un estudio pionero analiza el 'dolor fantasma' tras la amputación

Noemí siente todavía el anillo en la mano que ya no tiene, mientras que Carlos 32 años después de perder las piernas sufre calambres y descargas eléctricas, especialmente cuando cambia el tiempo, y para Vicente el dolor en el extremo de la pierna amputada es 'como si le estuvieran mordiendo perros'.
Estos son testimonios de algunos de los amputados que participaron en un estudio pionero en España, que concluye hoy en Valladolid, y que trata de analizar las causas del síndrome del 'dolor fantasma', esa sensación de dolor en un miembro perdido, para dar con un tratamiento que mejore su calidad de vida y reducir la cantidad de analgésicos que les alivia.

Sensaciones de frío, calor, calambres, descargas eléctricas, de tener una vela debajo del miembro inexistente son algunos de los 'dolores fantasma' que detallan los que lo padecen, según Carlos Ventosa, presidente de la Asociación Nacional de Amputados de España (Andade), promotora del estudio. Su propio caso sirve de referente, ya que 32 años después de que le tuvieran que amputar las piernas por un accidente, a cualquier hora puede sentir ese dolor fantasma, 'como una contracción uterina, como si metiera el dedo en un enchufe', que sólo se le pasa tras tomar 'dos o tres comprimidos de Nolotil', o tener que recurrir al valium o directamente a la morfina.

El síndrome afecta al 75 por ciento de las personas con amputaciones traumáticas, esto es por accidente, y no lo padecen tanto los que han perdido algún miembro tras una amputación programada por diabetes, problemas vasculares u otras afecciones. Se trata de un estudio comparado que se hace por primera vez en España, cuyos resultados se conocerán en octubre, y en el que participaron 60 amputados, de los que la mitad sufren el 'dolor fantasma'.

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