El hipérico o “espantademos”

El hipérico, en floración, que se extiende todo el verano.
photo_camera El hipérico, en floración, que se extiende todo el verano.

El Hypericum perforatum, denominado comúnmente como hipérico, es una planta perenne, siempreverde, originaria de Europa y perteneciente a la familia de las Clusiáceas (Gutíferas). Es conocida por otros muchos nombres tales como corazoncillo, hierba de la sangre, hipericón, hierba de las heridas, perforada, pericón, etc. En gallego se le designa con los nombres de abeloura, herba das feridas y milfurada, entre otros. También se le conoce como espantademos, pues antiguamente se colocaban ramos de esta planta en las casas, sobre las imágenes religiosas, para ahuyentar los espíritus malignos. Pero el calificativo más común en estas tierras del Finisterre europeo es el de herba de San Xoan debido a que florece en el mes de junio, en torno a la fiesta de este Santo.

Etimológicamente, según algunos autores su nombre deriva del griego hyperéikon, probablemente derivado de hypo, que significa “debajo”, y ereike, que significa “brezo”. Sin embargo, otros dicen que deriva de hyper, que significa “sobre” y de eikon, que significa “imagen” aludiendo a su buena reputación como planta medicinal, que estaría “por encima de todo lo imaginable”. El epíteto perforatum hace referencia a que sus hojas, observadas al trasluz, parecen tener orificios, que en realidad no son tal, sino que son pequeñas glándulas de aceites esenciales que dan a la planta aspecto perforado. 

Crece preferentemente en prados, arenales y orillas de bosques y ríos y, en general, en zonas soleadas, pudiendo alcanzar en algunos casos hasta un metro de altura. Su raíz es larga y delgada. Su tallo, leñoso en la base, es erecto y con dos estrías longitudinales. Florece, como ya he dicho, a finales de la primavera y su floración se extiende durante todo el verano. Sus flores, de delicado perfume, nacen en las puntas de los tallos ramificados; tienen cinco pétalos de color amarillo dorado brillante y pequeñas manchas negras en sus bordes. Si se frotan con los dedos, estos quedan teñidos de rojo. El mejor momento para recoger la planta para su aprovechamiento terapéutico es, precisamente, la época de floración.

Dadas sus reconocidas propiedades antidepresivas, ha sido utilizada desde antiguo, por vía oral, contra las depresiones leves y moderadas, las cuales se manifiestan en estados de la ansiedad, decaimiento de ánimo, falta de energía, problemas de sueño, dificultad de digestión, alteración del apetito e irritabilidad. Pero, además de sedante y tónico del sistema nervioso, en la medicina tradicional se usó como remedio eficaz contra las neuralgias, la ciática y la inestabilidad emocional en el síndrome premenstrual y en la menopausia. Por sus propiedades antivíricas el aceite de hipérico se usa, vía externa, como remedio natural contra el herpes zóster, ya que ayuda a reducir la inflamación y a aliviar el dolor que produce. Se usa, asimismo, para cicatrizar las heridas, aliviar quemaduras, combatir afecciones de las vías urinarias y el reumatismo. Tiene, asimismo, propiedades antiinflamatorias y es muy apreciado por la suavidad y elasticidad que aporta a la piel; de hecho, es un buen regenerador celular, ideal para el tratamiento de las arrugas y el acné. Para ello se aplican cremas, lociones, ungüentos, jabones y el ya citado “aceite de hipérico”, el cual se obtiene macerando la planta, dejándola reposar en un recipiente de vidrio lleno de aceite de oliva y exponiendo la mezcla al sol durante unas semanas. El aceite va adquiriendo un característico color rojo intenso. Tras ese tiempo, se filtra y el ungüento derivado se guarda en un frasco para ser usado según las necesidades. Una expresión popular gallega dice “a herba de San Xoan limpia a cara de grans”.

Es necesario tener en cuenta que la administración de todos los productos derivados del hipérico debe hacerse siempre bajo control médico. Asimismo, la aplicación de cosméticos debe hacerse preferentemente antes de ir a dormir, dado que la planta contiene “hipericina”, un compuesto de color rojo que puede provocar “fotosensibilización”, es decir, un aumento de la sensibilidad a la luz solar que se manifiesta en reacciones cutáneas. El hipérico no debe ser suministrado a adolescentes ni en casos de embarazo o lactancia. Tampoco se debe ingerir junto a otros fármacos ya que tomado simultáneamente puede alterar la eficacia de los mismos.

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