Los niños deben comer con agua, no con refrescos

La experta Magda Casas afirma que los menores deberían consumir 1,5 litros al día

Los niños tienen que comer siempre con agua, nada de refrescos", afirma la doctora nutricionista Magda Carlas, quien también asegura que el agua es buena en las dietas de adelgazamiento, pero por sí misma no adelgaza, eso es un mito, precisa.

La doctora Carlas, licenciada en Medicina y Cirugía y máster en Ciencias de la Alimentación, ha publicado un libro sobre el agua mineral, con el título "Más claro que el agua. Todo lo que deberías saber del agua mineral natural y nunca te han contado".

En una entrevista, esta especialista rompe otros mitos relacionados con el agua, como por ejemplo que el agua de débil mineralización es mejor para el cuerpo o que el agua con gas engorda. Según explica Carlas, el estándar general de consumo de agua al día en las mujeres debe ser de unos dos litros, y en los hombres, de dos y medio, aunque precisa que el peso, la altura, la edad o la actividad son factores a tener en cuenta para su ingesta diaria. Por ejemplo, un niño de ocho años debe beber una media de 1,5 litros, y uno de uno o dos años, poco más de un litro.

Para la doctora Magda Carlas, el agua es el elemento fundamental de la dieta pero, sin embargo, no se habla demasiado sobre él y sus propiedades. "Es un horror que los niños coman con refrescos", asegura esta especialista, quien remarca que deben hacerlo con agua y, como mucho, realizar alguna excepción los fines de semana. La doctora defiende que el agua se presente a los niños desde pequeños como un producto sano y atractivo, refrescante, para que se "enamoren de ella". Carlas explica que el agua es ideal, ya que no tiene calorías, sacia el apetito, ocupa un espacio en el estómago y su exceso no es nocivo, ya que no provoca efectos secundarios. No obstante, advierte sobre el consumo excesivo de agua, la potomanía, ya que tomar al día 6, 7 u 8 litros no es nada sano.

También hace un llamamiento, sobre todo pensando en los jóvenes, para que el precio del agua embotellada en los lugares de ocio nocturno no sea similar a lo que cuesta un refresco o una bebida alcohólica. "Si fuera más barato, el agua se consumiría más en los bares de copas. El precio siempre es determinante", asegura Magda Carlas.

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