Las redes inalámbricas crecen ante el desarrollo del Internet de las Cosas

Las conexiones WiFi 6 y 5G revolucionan las posibilidades online entre los usuarios.
photo_camera Las conexiones WiFi 6 y 5G revolucionan las posibilidades online entre los usuarios.
Las conexiones WiFi comienzan una nueva revolución en la que las transmisiones en tiempo real y el control a distancia de los sistemas domóticos se hacen habituales en el día a día.

La revolución digital de la última década tiene un elemento imprescindible en el desarrollo de las comunicaciones: la tecnología inalámbrica sin cables WiFi y de conectividad de datos móviles.

La posibilidad de utilizar una conexión sin cableado no es reciente. En 1971, un grupo de investigadores liderado por Norman Abramson, crearon el primer sistema de comunicación por ondas de radio. Desde entonces este tipo de tecnología evolucionó de forma vertiginosa hasta el estandar WiFi actual.

Entre las grandes ventajas del WiFi se encuentra el gran ahorro de materiales que supone para usuarios y empresas de instalación, ya que a partir del uso de antenas de emisión y recepción dejaron de ser necesarios los kilómetros y kilómetros de cableado (principalmente cobre) que hasta entonces se había ido utilizando en todo tipo de inmuebles, además de los controles terrestres de los que se hacía uso para intercambiar la información.

La ventaja principal, sin lugar a dudas, es la rápida comunicación con prácticamente cualquier dispositivo sin estar limitados a estar en un espacio concreto: las personas tienen la posibilidad de moverse mientras están empleando la red. Otra gran ventaja es la multiplicidad de conexiones que la red WiFi permite.

Actualmente las señales WiFi utilizan dos anchos de banda de frecuencia de radio: El 2.4Ghz (mayor cobertura, compatible con todos los dispositivo pero con menos ancho de banda) y 5Ghz (alta velocidad, mayor número de dispositivos simultáneos pero menor cobertura). En los últimos dos años se ha empezado a imponer un nuevo protocolo, el WiFi 6, que evita la saturación de las conexiones, disminuye la latencia (tiempo de acceso y recepción de datos) y alcanza los 600 Mbps (frente a los 433 Mbps de WiFi 5), una avance que permite el desarrollo del Internet de las Cosas y las transmisiones de imagen y audio de alta definición en directo.

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