Durante los últimos días se extendió en Internet el mito de que las camas de cartón de la Villa Olímpica, al ser de este material, no resistirían movimientos bruscos. Serían, por lo tanto, "camas antisexo", algo que en redes sociales se tradujo en motivo de bromas. Muchos medios se hicieron eco de esta noticia.
Pero en un mundo en el que los bulos inundan la red de redes, esto no resultó una excepción. Lo demostró en Twitter el gimnasta irlandés Rhys Mcclenaghan. Subió un vídeo saltando en la cama con fuerza mientras explicaba que soportan movimientos bruscos. Calificó el mito como "fake news".Terrible lo de las camas antisexo en los juegos olímpicos yo en mi pieza tengo una de esas hace 24 años
— Альбертович (@PedroBecchi) July 19, 2021
“Anti-sex” beds at the Olympics pic.twitter.com/2jnFm6mKcB
— Rhys Mcclenaghan (@McClenaghanRhys) July 18, 2021
El asunto, que quizás para algunos podría parecer irrelevante, llegó a la cuenta oficial de los Juegos Olímpicos. "Gracias por desmontar el mito", agradeció la organización de Tokio 2020 al atleta irlandés. "¡Las camas de cartón sostenibles son resistentes!", presumen en su tweet.
Thanks for debunking the myth.😂You heard it first from @TeamIreland gymnast @McClenaghanRhys - the sustainable cardboard beds are sturdy! #Tokyo2020 https://t.co/lsXbQokGVE
— Olympics (@Olympics) July 19, 2021
Aún así, desde la organización de los Juegos ya han desaconsejado mantener contactos innecesarios en la Villa Olímpica para evitar brotes, algo entre lo que se incluye mantener relaciones sexuales. Paradójicamente se repartirán 160.000 preservativos.
Camas de cartón reciclables y sostenibles
Las 18.000 camas que la organización adquirió para la Villa Olímpica son de cartón por un motivo distinto. La sostenibilidad es algo que se ha tenido muy en cuenta a la hora de preparar esta Olimpiada. Al cartón reciclable de las camas se le suma, por ejemplo, el hecho de que las medallas hayan sido fabricadas con metales preciosos reciclados de móviles.
Además, los podios están hechos con residuos de plástico provenientes de productos de consumo usados, entregados por los mismos ciudadanos japoneses.