XORNAL ESCOLAR

El correcto patrón respiratorio

Consiste en lograr el llenado pulmonar completo, para así conseguir mayor eficacia en la voz, la respiración y tener mejor calidad en las actividades cotidiana y en el deporte

En la primera infancia es común encontrar un patrón respiratorio naso-bucal, también llamado mixto. Esta modificación se produce por factores muchas veces orgánicos, como el desvío del tabique nasal, alergias, polución atmosférica, hipertrofia de las vegetaciones adenoideas o de las amígdalas, o de ambas.

Debido a estos patrones modificados, debemos dividir el respirador bucal en orgánico y vicioso; el primero es resultado de los factores antes citados y el segundo no viene acompañado de obstrucción alguna.

El hecho de respirar con la boca abierta hace que el aire ingrese al organismo tal como está en el medio ambiente, frío e impuro. Por otro lado también se van atrofiando los músculos de las narinas (fosas nasales) y se altera el estado muscular del labio superior. La nariz se encarga de calentar, filtrar y humedecer el aire que entra cargados de partículas del ambiente. De ahí la importancia de la respiración nasal.

Se describe un rostro típico: cara alargada y angosta, alas de la nariz débiles prácticamente adheridas al tabique nasal y con una movilidad bastante reducida, labios hipotónicos, con poca fuerza,  (porque al no producirse el cierre  bucal adecuado se altera el mecanismo neuromuscular), secos y agrietados. A veces si el labio superior es corto e hipotónico la borla del mentón se vuelve hipertónica (se contrae en exceso).

La alteración del mecanismo respiratorio provoca en el niño que la padece baje rendimiento en las tareas físicas e incluso intelectuales, pues la mala técnica respiratoria impide una buena oxigenación de la sangre a nivel de circulación cerebral. Otras características del respirador bucal son la presencia de una piel seca, amarillenta y con ojeras. El diafragma está en elevación permanente. La respiración es superficial, ponen en juego músculos que no tienen participación y esto fatiga. Con respecto al crecimiento del esqueleto facial presentan mala implantación dentaria, descalcificación y mala oclusión, también problemas posturales.

Por todos estos factores es de especial relevancia corregir estos malos hábitos desde la infancia, para evitar problemas en la edad adulta.
Además del aprendizaje de la respiración nasal, debemos de insistir en el aprendizaje de un correcto patrón respiratorio diafragmático-abdominal. Este consiste en lograr el llenado pulmonar completo, para así conseguir mayor eficacia no solo en la coordinación de la fonación (voz) y la respiración, sino para tener mejor calidad en las actividades cotidianas, y también en el deporte. Si el llenado es completo, nos fatigaremos menos y la oxigenación cerebral será mayor.

COMO ENSEÑAR A RESPIRAR A LOS NIÑOS

Lo primero que debemos explicarle, es que la respiración consta de dos fases: coger aire y expulsarlo. Sin embargo, entre ambas existe otro paso importante, que consiste en retener el aire que hemos tomado antes de soltarlo. Después pasaremos a aclararles que la toma de aire (inspiración) será siempre por la nariz mientras que su salida (espiración) será por la boca.
En este primer contacto, conviene que el niño se tumbe sobre una superficie, boca arriba. En esta posición le pediremos que coloque una de sus manos sobre el pecho, mientras que la otra se sitúa sobre la zona abdominal, sobre el vientre.

Le diremos que la mano colocada más arriba no puede permitir que el pecho se eleve. Por otro lado, la del vientre subirá al tomar aire y bajará cuando lo suelte. Si le resulta complicado podemos colocarle un peso (un libro, un pequeño saco…) en la tripa para que lo vea más fácilmente. Entrenaremos en varios tiempos inspiratorios y espiratorios. Por ejemplo: 1 segundo para tomar aire, pausa, otro para soltarlo; después 1 segundo para coger, retención y 2 segundos para expulsar; más tarde la misma duración de la inspiración pero aumentamos 3 la espiración. Una vez conseguido, se harán tomas de 2 segundos con expulsión de aire en 1,2 y 3 segundos, tiempos espiratorios que repetimos más adelante con una inspiración de 3 segundos.

Cuando el niño domine estos ejercicios, podremos realizar actividades más lúdicas para automatizar el correcto patrón respiratorio. En todas ellas el adulto debe supervisar que la inspiración sea nasal, comprobar que el abdomen se llena de aire y que los hombros no se elevan.
Podemos utilizar pompas de jabón, velas (soplar e intentar que la llama oscile sin apagarla y colocarse en distintas distancias), pajitas (hacer burbujas sobre el agua, hacer bailar una pelota de ping-pong, trasvasar agua de un recipiente lleno a otro vacío, etc), hinchar globos, soplar matasuegras, molinillios, silbatos, flauta….

Además de enseñarles una correcta respiración, también estaremos trabajando el buen sellado de los labios al sujetar con ellos todos estos instrumentos. Con ello los padres pasarán un rato divertido con sus hijos además de aprender.

El logopeda se encargará de trabajar este ámbito durante las sesiones, pero es conveniente que los padres en casa colaboren para generalizar lo aprendido.

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