A falta de dos jornadas para el final de la primera fase de la LEB Oro, el COB vio alejarse el último vagón del tren con destino a la fase por el ascenso. La derrota sufrida contra el San Pablo Burgos, más las victorias de rivales directos como el Betis y el Fuenlabrada, impiden que el equipo de Félix Alonso se enganche a la novena plaza de la competición.
Una pequeña decepción que no empaña una temporada de confirmación en la categoría, cuyo resultado firmarían el pasado septiembre directiva, plantilla, afición, medios de comunicación y cualquier ávida casa de apuestas.
Tuvo que ser el San Pablo Burgos, aspirante al ascenso directo en dura lucha contra Coruña, Lleida y sus odiados vecinos del Tizona, quien despertó al COB y al Pazo do seu soño. Un equipo, más bien dos en uno, competente en todos sus puestos y con dos, quizá tres marchas más que los cobistas. No está para bromas el nuevo club de Jota Cuspineda y no mostró condescendencia ni cortesía en Ourense.
Sin Justin Turner, lesionado, ni Sergio Llorente, sancionado, la empresa se antojaba más propia para la Legión o los últimos de Filipinas. Demasiadas e importantes bajas para el COB, disimuladas durante los primeros minutos, gracias a la buena dirección de Javi López, el orden en ataque y las cuatro primeras canastas de un Radic imparable bajo el aro.
Un 10-9 en cinco minutos fue lo mejor del COB. A partir de aquí, los lapsus en defensa, el cansancio en ataque y un 1 de 11 en triples convirtieron el aro del Burgos en romboide y su campo en una ascensión al Everest. Como además el rival entiende el baloncesto como cualquier autopista castellana -vía llana y gas a fondo- cualquier error ourensano en el tiro se castigó con un contragolpe fulgurante. A veces Corbalán, otras Speight, Rogic, Barrera… Todos corrieron sin mirar atrás.
El parcial del despegue se produjo en el minuto 8 (12-21). El de confirmación en el 18 (23-46). El desmoralizante en el 23 (27-58). La cosa apuntaba al resultado humillante de la ida, aquel doloroso 105-55. También hay que escribirlo, el COB intentó despedirse con pundonor y luchó por rebajar la diferencia a 20 puntos (46-66) liderados por Kacinas, Javi López y Gill.
Nada que hacer. El Burgos apretó y el COB no da para más. Esto es lo que hay y esto es lo que fue la temporada. Dadas las dificultades de la campaña, el talento de la plantilla y su imprevisible comportamiento, lograr la permanencia a mitad del calendario y aspirar al ascenso es mucho mérito.
A falta de Turner, un público con ganas de fiesta encontró el perfecto estímulo en el chino Bolong Zheng. El jugador se ganó el cariño de la afición por su entrega y humildad durante todo el curso. Su salida a pista, a falta de tres minutos para el final, se celebró como una victoria. Sus acciones -triple, rebote y asistencia-como un campeonato.
Que renueve, si es posible, y se traiga a su primo. Toda ayuda es poca para un COB que ya trabaja -y bien- en la próxima temporada.