En la batalla de la permanencia en la LEB Oro, el Melilla es el soldado que tiene heridas más graves. Colista, a dos victorias de distancia del grupo que marca la salvación y con un margen de error reducido a la mínima expresión. Los melillenses llegarán mañana al Pazo en medio de una mala racha crónica: nueve derrotas seguidas y solo un triunfo en los últimos 16 partidos. Han ido al mercado, pero todavía esperan por más y mejores refuerzos. Principalmente un pívot. Principalmente un viejo conocido cobista. Antes afrontan un duelo sin red ante un COB también muy necesitado.
El cuadro de la ciudad autónoma puede pecar de inexperiencia, con algunas excepciones. En su plantilla destaca un recién llegado, Trey Davis. El “combo” estadounidense ha tenido un impacto inmediato. Ha disputado dos partidos y promedia 22 puntos. Tiene permiso (y obligación) para lanzar y ser la referencia ofensiva. También llegó sobre la marcha el lituano Jarumbauskas, procedente del Cáceres, buscando dar equilibrio.
Mulero, en su salto a la LEB Oro, suma puntos valiosos, mientras que Mensah, también aterrizado desde la LEB Plata, trata de aportar en la rotación.
En la batería de exteriores, los melillenses están sin el base canario Javi López, recuperándose de una lesión en el codo. Baja importante en la línea de flotación.
En la zona
Por dentro, el nombre de Bamba Fall sale a la palestra. Lejos de su mejor versión parece el “cinco” más fiable, rondando el doble-doble en los últimos partidos. A su lado, el luso Pereira, que le hizo un “traje” al COB en la primera vuelta, aunque fue más la excepción que la norma en su temporada. Y Alex Thompson viene de dos partidos para olvidar tras haber mostrado brotes verdes en su juego.
Dirigiendo las operaciones desde el banquillo, Gonzalo García de Vitoria. Poco que decir de un histórico del COB que vivirá un partido especial tras aceptar un reto mayúsculo en Melilla. Conoce al dedillo a los ourensanos y buscará sacar magia de su pizarra.
Y, al margen de los nombres, la situación está llamada a jugar su papel. Juego de presiones, nervios y cabeza. Un duelo marcado en rojo para los dos. En el caso de los melillenses, el contador de oportunidades se agota. Con ello, y con un Pazo que empujará al máximo, tendrán que lidiar si quieren superar a un COB que se juega tanto como ellos.
