Volver a casa después de 34 años “fuera” no debe ser nada fácil. Casi parece la historia de la emigración de tantos ourensanos que tomaron rumbo a otros puntos de la geografía nacional e internacional, pero fue la de un Club Ourense Baloncesto que a pesar de los imprevistos, los percances y la diferencia de escenario recuperó, por momentos, las buenas sensaciones de inicio de la temporada.
Quizá fue lo emotivo de jugar en Os Remedios, o sencillamente que el COB está reencontrándose con su juego y el estado de forma de algunos jugadores es ya el óptimo, pero el encuentro de ayer fue de los que se hicieron para disfrutar.
Todos los que se sentaron en la coqueta grada del pabellón ourensano disfrutaron del baloncesto, de las corrientes de aire que dejaron el cogote de algún aficionado con escarcha y de un encuentro que se quedará en la memoria de todos, como el de las circunstancias y la victoria.
Hasta hubo ganador (conocido por muchos) en el concurso del lanzamiento del descanso, con un estilo peculiar pero efectivo. Todo a pedir de boca en una jornada distinta, con un toque vintage y un triunfo que devuelve la confianza al grupo.
Ahora, de vuelta al Pazo, toca seguir remando y acordarse de lo bonito que fue “volver a casa”.
