El investigador francés reveló en el ciclo de conferencias "In Tempore Sueborum" los entresijos de la vestimenta bárbara
Un dato hasta ahora desconocido de la exposición "In Tempore Sueborum" se reveló ayer en el Foro La Región sobre la moda de los suevos, con el investigador francés Michel Kazanski como ponente. "Es un padre científico, tiene la llave de todas las lenguas eslavas para llegar a las fuentes arqueológicas más inaccesibles y, además, fue clave en la gestión de muchas de las piezas que los museos internacionales prestaron para la exposición", descubrió durante la presentación Jorge López Quiroga, comisario de la muestra.
El protagonista, director de investigación del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, acuñó el término "moda póntico-danubiana" para describir las constumbres en el vestir de los suevos que pisaron Europa. Así, Kazanski empezó la charla con el contexto: "La primera manifestación de esta moda se constituye hacia el año 400 en el norte del Mar Negro, reuniendo componentes culturales germánicos, alano-sármatas y grecorromanos".
Kazanski da la primera conclusión: "La moda es un fenómeno cultural que acaba englobando, tarde o temprano, a grupos de poblaciones de orígenes diversos".
Atila, el Amancio Ortega suevo
Ese concepto de imitación y repetición de los pueblos bárbaros marca los hallazgos relacionados con la vestimenta en los restos fúnebres y, salvando las distancias, permite las comparaciones con estilos actuales como el de los punks, tal y como afirma Kazanski. Además, "la moda póntico-danubiana es un elemento unificador y el éxito de su difusión deriva del imperio y del eco de Atila, que reunía a clase social diversa, siendo las élites las que difunden la moda en Occidente".
En este sentido, el investigador recalca que los testimonios son "de moda femenina", "que era un fenómeno social y una manifestación en la época de las Grandes Migraciones". La moda masculina "es más compleja de documentar, ya que su vestimenta es más internacional".
Los ejemplos están en Ourense: los restos de la tumba principesca de Smolin, los de Mérida o los de Hochfelden se exhiben en las vitrinas del Valcárcel.
