Opinión

El aura de
 los grandes -Bruno Llamas

El pasado 7 de julio se paralizó el mundo con la muerte de Di Stéfano. Desde entonces los elogios hacia su figura han llenado páginas y páginas. Es lo que Ballesteros al golf, Jordan al baloncesto, Mohamed Alí al boxeo o Indurain al ciclismo.

Son figuras con un halo especial que transcienden más allá de lo inimaginable sin quererlo, que no le dan la importancia a su figura ni a lo que han hecho, disfrutan de su pasado, lógico, pero su ego no es tan grande para decir que son los mejores (Alí quizás sea la excepción), siempre destacan al menos pintado. Apelan a los pequeños detalles y que, cuando los tienes delante, incluso bajan la mirada por la vergüenza de ser idolatrados. Ahí es lo que distingue a un personaje que pasará a la historia de otro que con mucho menos bagaje sacará pecho. Ellos, de hacerlo, apelan a su privacidad.

No recuerdo cuando lo conocí, pero sí sé que he coincidido muchas veces con él en mi etapa en MARCA y desprendía un aura especial. Siempre con su voz pausada y baja era el ingenio en persona y cualquier frase era un titular sin quererlo. Lo llevaba implícito y no le daba importancia. Sí recuerdo que cuando le preguntabas algo con prisa para sacar lo que querías te frenaba en seco: “Che, no corras que te vas a disparar en el pie demasiado pronto”. Veía la jugada con anticipación en el juego y en la vida y repartía para todos. No se puede decir más. Un genio.

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