Opinión

Las obligaciones de pago

Las empresas, actores principales del escenario econó- mico, siguen arrastrando graves problemas de supervivencia como consecuencia de una crisis que toda- vía está dando muchos quebraderos de cabeza a los gestores de las sociedades mercantiles para mantener la viabilidad y seguir adelante en un entorno todavía muy cruento. A los muchos problemas que tienen que hacer frente nuestras empresas hay que sumar uno más, y muy grave: la demora en los pagos, sobre todo por parte del sector público. La Comisión europea acaba de emitir un extenso informe en el que pronostica para España tiempos más bonancibles para dejar atrás la crisis, pero también advierte que las pymes (el sostén económico de españa) siguen teniendo problemas de financiación bancaria y, especialmente, de liquidez. La Comisión denuncia sin tapujos que las empresas sufren grandes tensiones de teso- rería por los retrasos en los pagos, especialmente por parte del sector público. Las instituciones, para entendernos. Al mismo tiempo dicen las autoridades de la Unión que España está por encima de la media de los países miembros en cuanto a demora en los pagos.

En Ourense estamos viviendo una situación a la que nadie parece poner remedio. El Concello de la capital adeuda a sus proveedores importantes cantidades de dinero desde hace muchos años, de este y anteriores gobiernos municipales. El gobierno local, en minoría, es incapaz de encontrar una vía de salida para afrontar los pagos pendientes, y la oposi- ción no está por facilitar la tarea. es legítima la estrategia de unos y otros para ejercer sus funciones ya que forma partedel juego político, al que muchas veces asistimos con cierto pasmo, pero no es de recibo que se den de bofetadas en la cara del contribuyente. La situación es para quedarse pasmados cuando entre los 27 concejales de la corporación no se percibe la sensibilidad suficiente para ventilar un urgente acuerdo que permita dar salida a los pagos pendientes, y con ello que los proveedores puedan ingresar el dinero que se les adeuda. resulta perversa la interpretación que hacen del mandato ciudadano cuando contemplamos que la corporación, en este caso, en vez de solucionar problemas, parece que tiene especial empeño en crearlos o no solucionarlos.

Públicamente, gobierno y oposición se justifican. Los primeros, que su intención es pagar las facturas pero necesitan el apoyo de la oposición, porque están en minoría; los segundos, que ya no quieren aprobar más modificaciones presupuestarias porque los socialistas aún no han presentado el presupuesto del año. Paralelamente, el Concello de Ourense sigue adelante con su calendario fiscal, exigiendo el pago de los tributos, como así debe ser. sin embargo, no es muy defendible que la institución quiera cobrar en tiempo y forma los impuestos y no sea capaz de hacer lo propio con el pago de muchas facturas que llevan años guardadas en los cajones.

Como dice la Comisión europea, las empresas difícilmente podrán ir dejando atrás la crisis si ni siquiera el sector público cumple con la obligación de pagar sus deudas puntualmente. Y recuerda, efectivamente, que en españa las instituciones pagan tarde y mal. O no pagan. Algo de eso ocurre en Ourense. 

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