Opinión

¡Perdí la fe!

Déjenme que aclare el título de estas líneas escritas de prisa en un descanso de mis cortos días en Cabo Verde. Sí, he perdido la fe en Occidente, porque en "Aquel que nos creó sin contar con nosotros pero que no nos va a salvar sin contar con nuestra colaboración", en repetida frase agustiniana, cada día es más grande. Se acrecienta ante hechos como los que reiteradamente nos perturban. Sólo Él puede arreglarlo cambiando la mentalidad materialista actual.

Ya son muy reiterados los atentados que entristecen a este Occidente caduco que se "entretiene" de manera reiterada en asuntos bien secundarios mirando al ombligo a ver quien ocupa el sillón de mando, cómo se suben los sueldos de cuantos nos rigen y perdiéndose en digresiones tan secundarias. ¡Parecemos un patio de infantil con niños traviesos tratando de ver de quien es el balón!
Fue ahora Niza, pero fueron las Torres Gemelas, fue Atocha, fue París, Bruselas, Londres...¿A donde vamos a parar con tanta barbarie? ¿Es éste el progreso, el futuro y la paz que buscan algunos? ¿Va a ser necesario un nuevo Carlos Martel y una nueva batalla en Poitiers? ¿En pleno siglo XXI?

En aquella ocasión en el siglo octavo las fuerzas de Carlos Martel cerca de Tours derrotaron al ejército islámico frenando su expansión islámica. Fue aquella confrontación un acontecimiento histórico impidiendo la invasión de Europa por parte de los musulmanes. Da la impresión de que en el siglo actual se pretende retomar aquella lucha tanto en Europa como en general en todo Occidente. Y la filosofía que sostiene estos sangrientos hechos la resume muy acertadamente el antropólogo Manuel Mandianes cuando afirma a propósito de lo de Niza:"Occidente no tiene creencias; cambió la fe por el neoliberalismo, la fe en el dinero. Los fanáticos no son locos sino creyentes "hasta las cachas".

Están convencidos de lo que decía Tertuliano: "Sangre de mártires, semilla de cristianos", en este caso de islámicos. Se dice que sin tolerancia sería demasiado fácil para el hombre ver la personificación del mal en lo que es sagrado para su vecino pero la tolerancia para ellos es cobardía, indignidad". Totalmente de acuerdo.Esto nos hace pensar en lo equivocada que está nuestra generación occidental enfrascada en luchas que priman el tener, el dinero, los honores por encima de la realidad. Por eso hacen perder la fe en cuantos rigen los destinos del mundo actual "entretenidos" en un sinfín de reuniones, viajes y discusiones estériles e infantiles. ¿Cuando se darán cuenta de lo inútiles que son tantas reuniones y mirarán a la realidad de este mundo?

Estos días me he recorrido los barrios de Santiago da Praia en Cabo Verde y si les digo la verdad tengo mi sueño perturbado. Miseria por doquier, hambre, pero después de comerse un pequeño mendrugo de pan, ofrecen una sonrisa a quienes les visitamos. Esta es la realidad de África y muchos otros lugares que únicamente tienen un vaso de agua para bañarse en sus casas. La realidad pero también el problema para este mundo que se dice de progreso pero que mira para otro lado al ver tanta precariedad y pobreza.

La mañana siguiente al atentado de Niza la gran mayoría de esos barrios de miseria, desconocían los hechos sangrientos. Yo se los explicaba y unían su lamento al sufrimiento de tantas familias que han perdido a sus seres queridos. Porque aquí habrá hambre pero tienen un gran corazón, infinitos sentimientos y compasión incompresible ante la sangre vertida un 14 de julio al son de la Marsellesa en un paseo marítimo de una ciudad tan turística como es Niza. Claro que aquellos podían disfrutar y ver fuegos artificiales que para esta gente es imposible.

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