No es la LEB Oro una liga con excesivas concesiones. En poco más de un mes ya se ha completado el primer tercio de competición. Con situaciones clasificatorias y actuaciones individuales esclarecedoras.
Es diferencial el caso de Eduardo Herández-Sonseca. Su desidia le alejó, quizá con prontitud, de la ACB, pero al que su sobrado talento le permite ser dominante en una Liga no tan exigente en lo físico. Incuestionable franquicia de un sorpresivo líder, Navarra. Dominante en rebotes, tapones, minutos de juego, valoración...y hasta puntos, en compañía, suponemos que no por mucho tiempo, de Alex Llorca (Breogán).
Presumible el rendimiento de los mencionados Sonseca y Llorca y que junto con los emergentes Di Bartolomeo, raza blanca, tirador (parafraseando al malogrado Andrés Montes), Edgar Vicedo y Chase Fieler, rápido, activo y capaz de sumar a ambos lados de la cancha, por su capacidad atlética y fundamentos, bien podría ser el cinco ideal a estas alturas.
Loable el trabajo de Porfirio Fisac al frente de un resurgido Valladolid. Liderazgo, colaboración, definición de roles... conciencia y sentido grupal.
Un líder, Sonseca, un entrenador, Fisac, un cinco y un sistema: la transición ofensiva del COB. Un estilo de juego fluido y veloz, sin ninguna interrupción que dificulta sobre manera el balance defensivo del equipo rIval. Donde es más fácil conseguir ventaja numérica en ataque, provocar faltas y más posibilidades de rebote ofensivo.Donde se utiliza más el pase que el bote, lo que de partida ya beneficia al base Rivero, que tiene continuidad en Rejón, sugestionado adalid del sistema, el dinamismo de Fieler, Arco, Brown...no tanto por parte del instintivo Suka-Umu. Existe el convencimiento en cancha. En la contiuidad está la clave.
