Opinión

El ascua y la sardina

La idea ya hace tiempo que deseaba exponerla, pero me empujó a hacerlo hoy una intervención del obispo de San Sebastián, monseñor Munilla. Afirmaba el prelado de Donosti que los partidos tratan de acercar a Cristo a sus ideas. Más o menos aquello de que tratan de acercar el ascua a su sardina. Pero en todo esto hay algo muy positivo, en el fondo reconocen la grandeza de Jesús de Nazaret y tratan de "subirse" a su carro, mientras, por otra parte y en una incoherencia increíble, atacan todo lo cristiano. La cosa se ha avivado a raíz de que un líder político afirmó que si Cristo viviese hoy sería de su partido... Del suyo y de todos sin excepción. Mejor, para precisar, es para todos y, desgraciadamente, unos lo acogen en toda su dimensión (humana y divina) y otros únicamente en aquello que les favorece.

Pero aceptar a una persona supone asumirla en todas sus dimensiones y mensajes, sin excluir unos y alabar otros. Más aún, y siguiendo con la incongruencia, algunos de los que así se expresan, están muy prestos a manifestar su ateísmo más radical y nada digamos de su anticlericalismo muchas veces visceral. Porque lo fundamental es buscar en todo la semejanza y el seguimiento de un Dios hecho hombre para todos sin excepción, pero con un mensaje que se debe aceptar en todas sus dimensiones y nunca postergando aquello que nos hace menos gracia. De lo que se trata, para los que así piensan, es de hacer un Dios a nuestra imagen y semejanza desoyendo la parte contraria que es la imitación sin fisuras.

Acoger los valores que nos interesan de Cristo y soslayar o atacar otros es, cuando menos, incoherente y fuera de sentido. Todas las religiones poseen un mensaje, una moral, unos principios y unos contenidos claros que debieran seguirse si se quiere utilizar su nombre e ideología. Sería el caso de un miembro de un partido que se aprovechase de alguna de sus fiestas para divertirse y después le volviese la espalda en las elecciones o aquel otro que aprovechando el autocar que la familia facilita para un entierro lo utiliza para conocer lugares importándole un bledo el dolor de la familia, a la que ni conoce, y menos el difunto.

En el fondo frases como la que comentamos y que son frecuentes, por desgracia, suponen una valoración de la figura de Cristo a la vez que una grave ofensa a toda su persona y doctrina. Vamos a ver si nos entendemos, Cristo nunca pertenece a ningún partido, es de todos, para todos nació y murió porque, por otra parte, en todas las formaciones políticas y sociales siempre al menos habrá algo bueno, y en caso contrario doble motivo para justificar la figura del fundador del cristianismo que a todos tiende su mano de paz, comprensión y caridad.

Infelizmente en este error de la utilización pueden caer incluso algunas organizaciones eclesiales si pretendiesen cada una de ellas ostentar el derecho de erigirse como únicos y verdaderos. En todas las formaciones existen personas coherentes y que a su manera tratan de seguir su "credo". Coherentes y ejemplares. Sigue existiendo aquello que la moral tradicional llamaba "bautismo de deseo".

Triste sería que la grandiosa obra de la Redención cristiana se redujese únicamente a los bautizados, a los cristianos. Sería la mayor desproporción. Por eso la doctrina de Teilhard de Chardin que habla desde el alfa al omega. De lo que se trata es una vez más de la coherencia y, conociendo en gran parte la doctrina cristiana, agarrarse sólo a lo que conviene, eso sí es incoherencia y falta de sentido. Algo en lo que, por lo que se colige, caen algunos de vez en cuando.

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