Opinión

Camino de los altares

Estoy muy convencido de que en esta diócesis han existido y existen tanto almas consagradas como sacerdotes e incluso seglares dignos de llegar a los altares. ¡Grande idea sería que conjuntamente subiesen a la Gloria de Bernini don Rogelio Vázquez Ascariz y don Cesáreo Gil Atrio! Hay pruebas contundentes.

El 8 de junio de 2019, la archidiócesis de Caracas y el Secretariado Nacional del Movimiento de Cursillos de Cristiandad de Venezuela, con el apoyo de los Secretariados del MCC de las diócesis de Caracas, Guarenas, Los Teques y la Guaira, realizaron una eucaristía para dar inicio al proceso de beatificación del padre Cesáreo Gil, iniciador del MCC en Venezuela. La eucaristía tuvo lugar en la parroquia María Madre de la Iglesia, fundada por el padre Gil y donde descansan hoy sus  restos, y fue presidida por monseñor Baltazar Porras, arzobispo de Mérida y administrador apostólico de la Archidiócesis de Caracas y concelebrada por una gran cantidad de sacerdotes

En 1959 llegó a Venezuela don Cesáreo con apenas diez años de ordenado sacerdote, perteneciente a los operarios diocesanos, dedicados especialmente a las vocaciones sacerdotales. Llegó a Venezuela por razones especiales en una época en que renacía en el país la democracia, pues el año anterior habían derrocado al entonces dictador Marcos Pérez Jiménez. El 20 de agosto de ese año, y en el colegio La Salle, don Cesáreo da el primer cursillo y el hermano rector del centro, al ver el entusiasmo con que salían aquellos hombres, expresó: “Aquí ha nacido algo grande”. 

Y sería con ese gallego llamado Cesáreo Gil, conocido dentro y fuera de Venezuela más tarde como “el cura Gil”, quien además con su diestra batuta de líder, de eminente maestro, sabio orientador y enérgico conductor de hombres y de empresas ocuparía el más alto lugar en la Iglesia de Venezuela.

Inició sus estudios sacerdotales en el Seminario de Ourense a los 13 años y, al terminar en el año 42, va a hacer sus estudios teológicos en la Pontificia de Salamanca, Una vez ordenado sacerdote, el 1 de marzo de 1947, se convertirá con su consagración definitiva en los operarios. Inicia su ministerio como formador de futuros sacerdotes en distintos seminarios. Pasará más tarde a la Diócesis de Tui-Vigo como formador espiritual del Noviciado y de los Hermanos Maristas, así como director de ejercicios espirituales.

Ourense, y en concreto Espiñoso, fueron siempre su tierra, a la que visitaba en cuanto podía. Le gustaba y presumía de esta tierra donde la familia tiene grandes amigos y en la que aún viven algunos familiares sacerdotes, como don Tomás Cougil y su hermano Odilo, hoy en Jerusalén después de estar en misiones en África y Brasil, y ordenado sacerdote con quien esto escribe.

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