Opinión

¿Contra quién votamos?

En medio de tanta vorágine política, nos encontramos en un momento en el que la confusión, los populismos y en general un gran desconcierto es la tónica ante cualquier convocatoria electoral. Un panorama aderezado con la falta de verdaderos líderes así como el aumento de “bocazas” que se dedican a insultar y vituperar al adversario. Es muy triste observar el nivel al que han caído muchos de nuestros políticos con hirientes vocabularios, expresiones fuera de lugar y, sobre todo, una soberbia tremenda. Llegan a su escaño algunos con una incultura que asusta y después se creen los reyes del mambo.

Los ciudadanos, ante cualquier votación, se mueven en la incertidumbre. Porque, además, han surgido en el panorama político una serie de partidos alimentados por los ríos tan revueltos. Porque habremos de reconocer que han nacido partidos sin ideología sustentable alimentados por el descontento reinante. Es la realidad. Partidos capaces de recoger los “restos” y descontentos. Lo que llamaba algún célebre político ourensano, ya fallecido, “el sindicato de cabreados”. Ni más ni menos.

Los partidos deberán saber valorar los votos que les apoyan que en realidad nunca son de su ideología, si es que la tienen, sino que son votos del descontento. Por eso los resultados de las elecciones suelen estar muy lejos de la realidad de los votantes. De aquí que nunca debieran obnubilarse con los números de sufragios que sin duda lo son al descontento general que estamos viviendo. Es muy difícil valorar ciertos resultados.

Los populismos han tenido una base para su nacimiento y es ese descontento y gran deseo de un cambio muchas veces sin saber para dónde, Y lo grave es que, una vez asentados en sus escaños, aquellas ilusiones desaparecen porque en realidad nunca habían existido.

Se cuenta una historia ocurrida en el Cabildo de Tui en el que estaban los hermanos Cerviño González. Uno de ellos era magistral y llegó a obispo de Ourense. Dicen las malas lenguas que por equivocación, cuando debía haber venido su hermano. Pues bien, parece ser que los dos hermanos tenían una relación poco afable y cuando había alguna votación capitular, uno, que era un tanto sordo, preguntaba: “¿A quién votó mi hermano para yo votar en contra”. Pues hoy en día la anécdota a nivel político tiene gran similitud ya que muchos votos nunca son para el votado, Pretenden que su voto sea en contra de…

Lo que pasó en cierto ayuntamiento ourensano donde el alcalde confiaba y pedía ser introducido en la lista para el Senado. La experiencia del regidor era grande, muy grande y bien creo que merecía el premio al final de su vida politica. Pero… ni caso le hicieron y entonces le pasó lo que al canónigo tudense. Tuvo que votar en otras elecciones provinciales y votó en contra de su partido y dejó la alcaldía. Así se escribe la historia. 

Lo que consiguen ciertas formaciones políticas de hoy en día es descontrolar las intenciones electorales de más de uno y así estamos viendo como pululan gran cantidad de grupos que, como decimos, están muy lejos de reflejar la verdadera realidad. Y nada digamos de lo que está pasando en la política local ourensana en esta legislatura. Está nuestra provincia y algunos políticos de la Ciudad de las Burgas en boca de media España, a quienes cuesta asimilar las noticias que de aquí llegan.

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