Nos siguen tomando el pelo. Y viene siendo ya tradicional desde hace bastantes años, la política cultural ourensana existente, sin calidad, errática, deslavazada y sin ton ni son, que se viene practicando en la ciudad.
Quizá sea Ourense la única capital de provincia que carece de museos funcionales, de teatros dignos, de tertulias de interés, de bibliotecas accesibles, de frecuentes conciertos, etc., etc. Y ahora se nos dice que quieren hacer un museo –no se sabe de qué ni para qué- en el espacio que ocupó la malhadada iglesia conventual franciscana. O sea, que no dejan espacio para reponer en su original sitio este venerable y meritorio monumento medieval, de donde nunca ha debido de salir, y que actualmente fue ocupado por unos congestionados edificios -futura Biblioteca y Archivo provinciales en lugar elevado e incómodo-, sin posibilidad del lógico retorno del templo, y ahora pretenden utilizar el disminuido solar para ¿algo? cultural..
Con la ridícula cantidad de 1,2 millones de euros prevista, y algunos más, deberían de invertirse, en cambio, en abrir el Museo Arqueológico, cuyas piezas duermen desde hace años el sueño de los justos. Un museo, este sí, que tiene verdadera calidad y que nos prestigiaría ante conocidos y extraños, mucho más que lo que se pretende hacer, sin saber cómo.
No vamos a referirnos esta vez, por haberlo hecho en otras ocasiones, a la barbaridad que se permitió construir pegada a la iglesia franciscana en el parque de San Lázaro. Ello no tiene nombre o, mejor dicho, sí lo tiene: especulación y corrupción. En fin, se desaprovechó una gran oportunidad de negociación política en beneficio de los ourensanos.
