Opinión

En el urinario

Y a sea en unas escaleras, a pie de calle, en plena rotonda, luciendo pantorrilla en remojón en las piscinas termales o en unos urinarios públicos, cualquier sitio parece ser bueno para ‘acercar’ al ciudadano los logros de la acción gobernante. ¿Curioso?, no, absurdo y esperpéntico. Las presentaciones del ala nacionalista del mal llamado bipartito -avenencia más que dudosa es el pilar principal de la bicefalia en la ciudad- llevan a sus peores extremos la falta de estilo en el día a día, fiel espejo público de las actuaciones pintorescas a las que la reinventada Tenencia nos tiene acostumbrados. Harto de la reiteración en modos, de inventos y reinventos de la actualidad, de ‘su’ actualidad ciudadana, harto de reconsideraciones y reinterpretaciones forzadas al límite, vender por vender, eso sí, siempre ante ‘notario’. Es la ¿política? del todo vale, la del urinario, ni continente ni contenido importan con tal de salir en la foto, da igual dónde o porqué. ¡Uff!

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