Opinión

Mío es el mundo

Para aprender hai que andar ou ler”, escuché decir desde pequeño. Quizás por eso hemos sido tan corre mundos los gallegos. Recuerdo en un parque de miami, un mendigo cubano y un policeman yanqui; un gatillo alegre de esos que llevan gafas Ray-Ban, camisa dos tallas menos y la cintura a reventar de cachivaches. después de rellenar el parte con lo del name, first name, male or female y toda la parafernalia le preguntaba al indigente de las barbas color borras de vino: “¿What is your address?”. “¡dónde voy a vivir, comemierda! -le respondía el marielito atrincherado en sus cartones- ¿en el Hilton Fontainebleau?

¡Here!, vivo ¡here!, no te jode.” “Mío es el mundo: como el aire libre”, dice el mendigo de espronceda. dice: “del lujo sátira soy,/ y con mi aspecto asqueroso/ me vengo del poderoso,/ y a donde va,tras él voy...”La espe, la misma que viste y caga, la “sexagenaria” que se postula ahora para corregidora de madrid y va de primera en las encuestas –¡cómo serán los otros, madre mía!- ha desbarrado hace unos días que no quiere que los mendigos duerman en la calle, “ya que ahuyentan a los turistas”. Luego ha pretendido envolver la bosta con la estraza de la caridad cristiana. Pero los mendigos le cantan “Here comes the sun”, como George Harrison: ahí viene el sol, está todo bien mi pequeña, ha sido un largo, frío y solitario invierno. Ahí viene el sol... Además, la mendicidad española “encanta” a los extranjeros. Ya lo escribía Julio Camba: “yo no veo por qué la exhibición de mendigos ha de constituir un bochorno mayor que la exhibición de millonarios. Si la miseria es una vergüenza, la riqueza tiene forzosamente que ser otra. Si se oculta a los pobres, que se esconda también cuidadosamente a los ricos... Sería idiota que ante un mendigo cubierto de pústulas pensáramos que nuestra sociedad está muy mal organizada, y que ante el propietario de veinte millones de pesetas –euros si fuera hoy- la creyésemos organizada perfectamente. Los extranjeros no es fácil que incurran en semejante contradicción. para acabar con la miseria no hay más que un procedimiento: acabar con la riqueza”. ¡Grande Camba!

Y como para aprender hay que andar o leer y algunos solo muestran interés por los libros de reclamaciones, voy terminando esta columna con los versos de los que tomé prestado el título: “Mío es el mundo: como el aire libre,/ otros trabajan porque coma yo;/ todos se ablandan, si doliente pido/ una limosna por amor de dios”. ¡Grande es- pronceda!... ¡Pobre esperanza aguirre!: ¡qué poco sabe de los pobres! 

Te puede interesar