Opinión

Lideresas

En España hay muchas mujeres que sin necesidad de cuotas ni del proteccionismo de un Rodríguez Zapatero elaborando damas-ministras de diseño, son capaces de enfrentarse a políticos comunes e incluso al mismo Z. Y que pueden vencerlos dialéctica y políticamente en debates y elecciones al demostrar mayor eficacia, personalidad y capacidad política.


Hablemos sólo de dos, aunque hay muchas más, casi ninguna en el zapaterismo para el que, como la mujer es inferior, se la coloca en puestos de privilegio tirándoles caballerosamente la capa de tuno a sus pies y cantándoles el 'Pisa morena'. Las dos lideresas son Esperanza Aguirre y Rosa Díez. Una, la presidenta de Madrid, la comunidad más próspera, alegre, libre y cosmopolita de España; y otra, una ex socialista que dirige el nuevo partido, Unión, Progreso y Democracia (UpyD), que seguramente sorprenderá en las elecciones de 2011.


Ambas han ganado sus puestos peleando contra hombres y mujeres en igualdad absoluta. Gladiadoras contra gladiadores en el circo romano, no señoritas glamourosas contra eunucos desarmados a los que además les han cortado una pierna y un brazo. En los debates no se defienden, como las maniquís de ZP, alegando llorosas que son víctimas del machismo, sino que atacan con argumentos con los que se puede estar en desacuerdo, pero centrados en el tema de discusión: razonan con el seso, no apelando al sexo (débil).


Ahora Rodríguez Z. quiere enfrentar en Madrid con Aguirre a una Trinidad Jiménez deslabazada y angustiosamente sin aire, derrotada ya escandalosamente por Ruiz-Gallardón.


El mismo ZP alabado como parlamentario demuestra tal inferioridad dialéctica ante Rosa Díez que para responderle tiene como único argumento político que el naciente UPyD sólo tiene un escaño.


Atentos, Díez es rotunda, tiene sentido común y, como Aguirre, la fortaleza de los dos sexos.

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