Opinión

La herencia de un tal Mas


Han hecho falta tres elecciones autonómicas y una fortuna en campañas electorales, financiación de medios, viajes al exterior y debates interminables para estar como al principio. Los resultados de las elecciones en Cataluña demuestran que el electorado catalán apenas se mueve y que las oscilaciones entre los partidarios de la independencia y los no partidarios son mínimas convocatoria tras convocatoria aunque, eso sí, en cada una de ellas, la tendencia del secesionismo es a la baja. La lista preparada para hacer de las elecciones regionales un plebiscito ha obtenido menos apoyos que los que ganaban las fuerzas que la componen cuando marchaban por separado. Y además, su triunfo incuestionable con un 39’57 por ciento, provoca un complicado puzle político que coloca a Artur Mas en una situación de inseguridad manifiesta. Es lo que le ocurre a aquel que siembra los vientos.

Si Artur Mas no repite como candidato a la presidencia de la Generalitat como parece posible, habrá dejado en prenda una situación desoladora. Astuto y hermético, hábil en la política de alcoba y muy sutil a la hora de salvarse de las sucesivas quemas, en las pasadas elecciones de 2012 muchos le dieron por muerto tras perder la mayoría pero se las arregló para mantenerse aunque el precio de ese mantenimiento sea muy alto.

Mas ha conseguido destrozar por completo su partido, eliminar del mapa a sus socios más fieles, rebajar paulatinamente la expectativa de voto de los suyos y sobre todo y por encima de todo, dejar en prenda una Cataluña irremisiblemente dividida que no puede optar por la separación porque no le da el porcentaje, pero que está a estas horas partida en dos mitades irreconciliables cuyo rencuentro tardará mucho tiempo en producirse. Si la lista en la que Mas ocupa un cuarto puesto consigue en la CUP los apoyos necesarios para gobernar, habrá de borrarse porque esa es la primera premisa de los independentistas radicales. No sabe todavía si Romeva y Junquera le harán la petaca en un ambiente difícil de pronosticar y cuajado de dudas. La gran triunfadora de estos comicios es Inés Arrimadas de C’s. Quien, por cierto, es de Jerez de la Frontera. Ele la grasia, que la tiene por arrobas.

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