Opinión

La lengua franca

El lenguaje de las nuevas tecnologías ha hecho imprescindible el manejo de un lenguaje específico desarrollado preferentemente en inglés, y aunque a algunos nos pese que así sea y aún convencidos como estamos muchos de que esos términos funcionarían igual de bien y serían mucho más próximos y más fáciles de pronunciare si se dijeran en castellano, sospecho que no queda más que pedir cuartel y rendirse ante la evidencia. El fútbol es un añejo precedente de esta masiva incorporación del inglés a la vida cotidiana, y si bien algunos de sus principios se han ido sustituyendo con el tiempo por términos en nuestro idioma, -se dice fuera de juego, saque de esquina y golpe franco- en la mayor parte de los casos el problema se ha resuelto aproximando su voz a la nuestra como es el caso del chut, del gol e incluso el nombre mismo del propio deporte en cuestión, al que se ha añadido un acento para que pase al diccionario con todos los honores.

Este permanente trasvase entre la lengua francas universal en la que se ha convertido el idioma inglés y otro idioma como es el nuestro produce una estampida en la red –hablamos sin reparos de spoilers, twiters, hashtags, trending topic, wifi, cuando podríamos hablar de argumentos destripados, trinos, almohadilla, últimas tendencias y trasmisión sin hilos- que nos acogota y en multitud de ocasiones nos confunde. Y sobre todo, elimina la posibilidad de usar la riqueza del idioma propio que tiene argumentos suficientes para definir determinadas situaciones sin necesidad de echar mano de lo ajeno.

Sospecho sin embargo que estos conceptos están convenientemente anulados por el inexorable triunfo del pragmatismo sajón y que mis quejas son las de un sujeto entrado en años que ya no se entera de nada. Pero al hilo de esta reflexión tan inútil como superada, encuentro anécdotas que invitan a una sonrisa y eso nunca es malo. A lo mejor cometo un spoiler pero me he enterado de por qué el personaje de Hodor en “Juego de tronos” no pronuncia nada más que esa palabra. En realidad es la reducción de una frase pronunciada por el personaje antes de sufrir un irreversible trauma. “Hold the door” o “arrima la puerta” dicho en castizo. El peliagudo problema lo tienen ahora los traductores para encontrar la fórmula con la que la situación se exprese con sentido en la edición doblada al castellano. Peliagudo asunto, pardiez.

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