Opinión

La misma Merkel

Una buena parte de la opinión pública mundial ha mostrado su sorpresa al comprobar el ejemplar comportamiento alemán con su canciller a la cabeza en la crisis de los refugiados que huyen del Estado Islámico. Alemania está abanderando un movimiento solidario europeo, y en su condición de país líder continental gobernado por una mujer que también lo es, está dando una soberana lección al resto de las naciones en la gestión de la crisis y en su generosa apertura de fronteras para acoger a aquellos que dejan atrás sus hogares acuciados por una amenaza cierta de sangre y padecimientos. Muchos se preguntan cómo es posible que la gobernante soberbia e intolerante que compareció ante el mundo durante el desarrollo de la crisis griega sea hoy la mujer comprensiva y profundamente humana a la que vitorean los refugiados con los que se aviene a hacerse selfies que estos desventurados guardarán de por vida.

La respuesta en mi opinión es sencilla y estoy seguro de que no soy nadie ni más avezado ni más listo que cualquier analista para entender esta aparente contradicción. Y es que, a mi entender, Angela Merkel es la misma. Pero su profundo conocimiento de las políticas de Estado y la propia percepción de su incuestionable liderazgo imponen comportamientos adecuados en cada momento para afrontar los problemas. Merkel fue inflexible con Grecia porque necesitaba ser inflexible. Al fin y al cabo, necesitaba imponer condiciones a un país caótico e irresponsable que pedía dinero a manos llenas sin la menor intención de devolverlo como había hecho toda la vida Y lo hizo sin que le temblara la mano. Grecia estaba solicitando seriedad y disciplina y era imprescindible la exigencia de demostrar que los millones que aportaban a su causa los socios europeos –también España por supuesto- no acababan marchando por el desagüe como antes ocurría.

El escenario de los refugiados es distinto y Merkel se muestra sincera y solidaria porque cree que así es preciso que sea. Se sabe gobernante de una nación rica y potente, con capacidad de acomodo y sin apenas desempleo. Y quiere pasar a la posteridad como una líder sensible a los dolores de los más afligidos. Una líder que puede acoger y acoge. Es la misma Merkel pero en dos sitios distintos.

Te puede interesar