Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, afirmaba hace poco en una de sus pintorescas actuaciones públicas, que veía con frecuencia la televisión española y que lo que más le atraía de nuestra programación era “Aquí no hay quien viva”, la serie que había creado la productora de José Luis Moreno para programar en Antena 3 hace siete u ocho años y que, tras cuatro temporadas de éxito, pasó más tarde a Tele 5 bajo el título de “La que se avecina”, pero Nicolás Maduro no ha dicho nada al respecto. La revisión posterior de la serie pionera no parece llamarle la atención en exceso. Seguramente el pajarillo que le visita todas las mañanas y que a su juicio es el comandante Chávez reencarnado, no le ha sugerido contemplar esta nueva entrega y él sigue fiel a la primera época. Maduro guarda el perfil perfecto de entusiasta de la serie.
Sea como fuere, ambos títulos y las trifulcas que la propiedad intelectual de ambas producciones han originado entre las dos cadenas le sienta bien y están muy a juego con las guayaberas de Maduro y sus ropas de deporte de tejido vaporosos con los colores de su bandera, porque a juzgar por los testimonios de venezolanos famosos que han tenido que emigrar del país ante su desesperada situación como le ha ocurrido a la ex Miss Mundo, Stefanía Sierra, si bien es cierto que en Venezuela ya no hay quien viva y se han instalado hasta scanner en los supermercados para identificar y detener a quienes hagan acopio de productos básicos como arroz, leche o papel higiénico, la que se avecina parece aún mucho peor teniendo en cuenta que Venezuela está en quiebra y con una inflación que probablemente llegará esta misma semana al 100% .
La carta que la modelo venezolana ha colocado en la red estremece porque es un mensaje al que no se le adivina tendencia política alguna, trasluce amor por un país que ha tenido que abandonar y permanece fiel a la verdad aunque la verdad duela. Es una llamada dramática de una joven aterrada, a la que quisieron raptar en su propio domicilio, que ha dejado atrás a su familia en una tierra que adora pero que considera en estado de caos imparable, para comenzar de cero. A ver si el pájaro le dice a Maduro algo sensato y la cosa se arregla.
