Opinión

IMPOTENCIA

Es la que siente Juan José Alonso Valente al no poder dar salida a su problema simplemente escribiendo, aunque sea con letra clara de ordenador y escrito de denuncia a la autoridad pertinente; tal vez no tenga la pluma de su tío Ángel Valente para interesar como el poeta, pero sí parece tener el tintero de la razón al completo. Su caso puede ser el suyo, de cualquiera que pueda leer esto, y que resulta de padecer angustia por vivir pendiente del fuego, de incendio rural. Por esta angustia propia de sensatez envió denuncia al señor Amador Vázquez; no para hablarle de Ética a Amador sino por su cargo de alcalde del Concello de Vilamarín y debido a la invasión por maleza y arbolado sobre su finca de Arbor, nº2 (en Sobreira) de terreno colindante. Corría el año 2005 y el argumento era el mismo que el de ahora, fundado y propiciado por lógico y humano temor de ver en peligro su casa (sobre todo en seco verano) si prende una llama cerca, pues no hay franja de distancia de metros que valga entre su hogar y la maleza, además de conculcar 'Lei de prevención e defensa contra os incendios forestais'.


Que si en septiembre de 2005 la arquitecto técnico del Concello, Concepción Fernández-Novoa, certificó una limpieza posterior a la denuncia de las fincas que rodea a la parcela de Juan José; que si existe informe de arquitecto técnico María Luisa Dosouto en mayo del 2007 advirtiendo que la maleza había vuelto a crecer de forma peligrosa; que si en septiembre de ese año la misma Dosouto afirma limpieza sin que los interesados estén conformes con ella y su nuevo informe; que si por unas, o por otras, en la actualidad sigue la misma historia a pesar de existir expediente en Medio Rural contra el propietario del terreno adyacente (antes Mabelipa, ahora Vilasóbrego, mañana dios dirá) y el problema sin resolver. Sanciones hailas, al parecer, pero su trámite largo hace que el recorrido del riesgo sea superior, y la angustia del amigo sigue y sigue por una desgracia que salta a la vista en forma de vegetal por encima de vulgar alambrada. La foto que se acompaña no deja lugar a dudas, y el mal que puede inferir el fuego menos dudas todavía, de ahí que se deba perseguir sin contemplaciones ni medias tintas a los que no colaboran con la naturaleza y los derechos de otros por faltar a la limpieza de sus fincas; y si ellos, los dueños, son irresponsables y no lo acometen háganlo los alcaldes repercutiendo después el gasto, como, por ejemplo, decidió el de Chipiona para obligar a la limpieza de las fachadas de la calle por donde pasa la procesión de su Virgen festiva.


¡Si el monte se quema, algo suyo se quema!; pero si es tu vivienda la que se quema está claro que no es ningún anuncio el que cuenta que eso tuyo se quema. Por tanto, y porque cuando hay incendio cerca de una casa la propia Administración activa la alerta 1 (con todo lo que ello conlleva de medios, avionetas, helicópteros, técnicos y demás que cuestan lo suyo), a no andarse con tibiezas sino con agua fría y manga riega.




Murió el cura


Y Dios le hizo un favor; al liberarlo de su celda, de su angustia y sufrimiento; porque el Padre Silva ya no podía estar en la lucha debido a grave enfermedad, y sin lucha no había mismo Jesús Silva, sobre todo cuando su lucha era a favor de los más débiles de la tierra. Para eso era cura, y por ello lo vistieron con alzacuellos para el encuentro con su Cristo. Pero de aquel combativo cuerpo, que ya no existe, queda la huella de la Ciudad de los Muchachos, que si bien es una ruina bien podría ser motivo de reclamo turístico para Ourense si así lo entendieran 'todas' las fuerzas involucradas a sumar y reconstruir aquello que merece la pena y es singular: aduana, casa del cura, taberna, moneda, banco, hospital, alcaldía, carpa, calles y demás que conforman una peculiar ciudad en un entorno rural, y que se construyó al socaire de una filosofía propia, de una cristiandad comprometida con el niño sin recurso, sin aspiraciones políticas, serían suficientes argumentos para levantarla de sus cenizas como reclamo poderoso y motivo de atracción a Ourense de forasteros deseosos de comprobar lo que puede hacer el sueño de un solo tipo, aunque el tipo ?claro- no sea cualquiera. Sigamos siendo utópicos con esta necrológica.


Porque lo que sí es real es que haya habido desaparición de un cuerpo y una voz que apaga un poco más nuestra ciudad, carente hoy de personas de su brillantez.

Te puede interesar