Opinión

El ombligo

Es muy español eso de mirarse el ombligo mientras en el resto del mundo caen chuzos de punta. Muy español pensar que la prioridad es defender nuestros pequeños asuntos sin advertir que los que parecen ajenos pueden sin embargo provocar una auténtica catástrofe dentro de nuestras fronteras. Produce auténtico estupor que los candidatos que pretenden gobernar este país en los próximos cuatro años, no dediquen un solo minuto a reflexionar sobre los grandes asuntos de Estado, los que de verdad importan, los que nos pueden cambiar la vida para siempre.

Esta semana  hablarán Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ¿Y qué? ¿Importa realmente lo que se digan? No suman ni de lejos lo que les gustaría sumar, así que esa conversación no sirve absolutamente para nada. El gran escándalo es que De Guindos no va a acudir al pleno del Congreso para informar del caso Soria y PSOE y Podemos han puesto en marcha una iniciativa de Ana Pastor ¿Es realmente de importancia supina que el ministro en funciones de Economía tenga que informar al pleno del Congreso –acepta hacerlo en comisión- sobre un caso que se ha resuelto ya? ¿A qué están jugando algunas políticos cuando lo que hay que hacer es ponerse ya a trabajar para resolver asuntos verdaderamente graves, en lugar de considerar graves los que no son más que anécdotas? ¿Son esos dirigentes que se pierden en asuntos menores los que pretenden  sacarnos del atolladero? ¿Qué están haciendo para que recuperemos el respeto perdido con estos diez meses de gobierno en funciones? ¿Qué iniciativas proponen para impedir la prórroga de presupuestos, que es una cuestión que nos va a pasar muy seria factura? ¿Qué van a hacer para amortiguar el problemón de que a los gobiernos autonómicos no se les va a incrementar la financiación, como se había acordado? ¿Quién paga la sanidad, la educación, las deudas a los proveedores? ¿Son creíbles los políticos que en cuanto abren la boca dicen que piensan en el bien de los ciudadanos? ¿A quién pretenden engañar con sus mentiras?

El mundo vive una convulsión de magnitudes inconmensurables, y no precisamente económica. Los islamistas no se rinden, en el Este asiático hay ejércitos perfectamente preparados para cumplir mandatos de presidentes locos y tremendamente corruptos, millones de refugiados no tienen dónde caerse muertos,  en África regímenes enteros se han puesto a las órdenes del Daesh, en Estados Unidos y en Europa pueden gobernar dirigentes populistas de derecha e izquierda  que no tienen más objetivo que culminar su ego,  poner en marcha políticas irreales pero que suenan muy bien como  slogan, y abundar en la discriminación por razas, religión o ideología. ¿Y aquí en España pensamos que lo que más importa es ver si Podemos tiene más votos que el PSOE, si Susana Díaz desbanca a Pedro Sánchez  o si Rajoy da un paso atrás para que sea Soraya la candidata?

Somos unos absolutos irresponsables, aunque unos más que otros. Los políticos, los que más. 

Te puede interesar