La Semana Santa de mi infancia estaba ligada a muchos personajes que eran los protagonistas de esta tragedia de la Pasión y muerte de Jesús que llegados estos días presidía nuestras vidas acudiendo a procesiones, visitas a iglesias con las imágines tapadas por lienzos morados, ausencia de signos sonoros de campanas, música, y señales de júbilo, con recogimiento obligado ya que no había forma de abstraerse a estos acontecimientos en esas fechas.
Barrabás, Judas y Pilatos eran los malos de esta película que terminaba con la crucifixión en el monte Calvario. Estamos en tiempos de revisión y queremos entenderlo todo, cuestionarlo todo y buscar explicaciones a cosas que, sencillamente, no las tienen. Si vemos que el drama de la Semana Santa no se hubiera producido si Pilatos, libera a Jesús en lugar del bandido Barrabás, da que pensar, pero estas cosas no son precisamente para pensar, son para aceptarlas o no, pero siempre para respetarlas y, en muchos casos, admirarlas.
Estos días se criticaba que los legionarios cantaran su himno “Soy el novio de la muerte” en un hospital precisamente ante niños enfermos con graves dolencias, otros lo hacían censurando que la ministra de Defensa acudiese al tradicional desembarco de la Legión en el puerto de Málaga. Son cosas que no son fáciles de entender, las tradiciones no siempre van con los tiempos y en épocas de cambios y aclaraciones todo se puede cuestionar, pero hay una cosa fundamental y es que por encima de todo, está el respeto y la buena voluntad y esto es lo que nos permite que, aunque sea a trompicones, y con mucha paciencia, nos vayamos entendiendo.
Barrabás estaba condenado a la crucifixión y en la Pascua, era costumbre liberar a un reo, tradición que hemos heredado a pesar de que nuestra Constitución consagra la independencia de nuestro ordenamiento jurídico de cualquier religión. Poncio Pilatos propuso que el pueblo eligiera liberar a Jesús, o a Barrabás, y el pueblo, incomprensiblemente, eligió liberar a Barrabás, por si fueran pocas las desgracias, Judas, con su traición completó el cuadro para que el drama se consumara.
No sé por qué me viene a la mente en estos momentos Donald Trump, no tiene nada que ver, está claro, pero da la sensación de que, a veces, el pueblo se equivoca.