Opinión

LIBIA DA UN PARÓN AL ISLAMISMO

Libia votó y contra todo pronóstico dio un parón al islamismo, lo que constituye un viraje histórico en todo el norte de África. La moderada y pro occidental  Alianza de Fuerzas Nacionales del ex primer ministro Mahmud Yibril ganó claramente las primeras elecciones libres celebradas en el país desde hace sesenta años en detrimento del partido de la Justicia  y la Construcción, creado por los Hermanos Musulmanes y similar a otros del Magreb. Se trata de un acontecimiento de envergadura porque los Hermanos Musulmanes constituyen una importante fuerza política en toda la región, en particular en los vecinos Egipto y Túnez. Y tiene como telón de fondo el pulso existente en la actualidad entre democracia e islamismo, entre modernidad y tradición.


También se puede considerar como un brusco retorno de péndulo tras el  abusivo, agobiante y prolongado régimen de Gadafi en Libia.


Voy a darles algunas informaciones para entender bien lo que ha sucedido, a saber:


Primero: Libia es un país norteafricano de  un millón 760 mil km2 de superficie en el que las ciudades ?Trípoli, Bengasi, ?- son verdaderos oasis-, nación con sólo 6,1 millones de habitantes, que ha celebrado sus primeras elecciones libres tras el largo absolutismo del coronel  Muamar el Gadafi, depuesto y linchado por las masas en Sirte, la localidad donde nació,  en el transcurso de una revuelta popular de origen no aclarado en  2011, apoyada desde el aire por fuerzas occidentales  de la OTAN en una guerra de ocho meses que causó más de 50.000 víctimas mortales.


País, pues, insólito y ex líder insólito.


Segundo: el millón setecientos mil libios que acudieron a las urnas el sábado 7 de julio último eligieron una Asamblea nacional en la que Mahmud Yibril no tiene mayoría absoluta y debe negociar con otros grupos, como en toda democracia.


Tercero: Yibril, que había aceptado ser  jefe de la Junta Nacional de Desarrollo en la era Gadafi,había sido nombrado no obstante primer ministro  por  el Consejo Nacional de Transición (CNT) y ahora representó en estos comicios a la Alianza de Fuerzas Nacionales, un conglomerado de sesenta partidos, muchos de ellos correspondientes a tribus nómadas de lealtades cambiantes, lo que desmigaja aun más el complejo panorama político. En todo caso, el hombre de la situación es ahora  justamente Yibril, de 60 años, formado en la universidad de El Cairo pero también en EEUU donde fue profesor de la universidad de Pittsburg,   partidario del liberalismo económico, que se seguramente tomará medidas privatizadoras, según los despachos de agencia.


Cuarto y capital para entender lo que está en juego: el país del Magreb rebosa de petróleo, posee la 8ª mayor reserva mundial de crudo con 47.000 millones de barriles y produce 1,79 millones de barriles por día. Un maná incesante.


Tal riqueza que engendró el endiosamiento de Gadafi no podría dejar indiferente por más tiempo a Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, potencias que se coligaron para  tomar cartas en el asunto y  apoyadas por la ONU y la OTAN, intervinieron militarmente en apoyo a un levantamiento contra el déspota.


El oro negro es el motor que mueve el mundo y debe estar en manos seguras, podrían haber pensado cínicamente estas potencias.


Para Libia fueron cuarenta y dos años de abuso de poder de  un tirano intolerante  y veleidoso que se creía todo permitido y que puso de rodillas a las naciones occidentales usando el arma del petróleo hasta que éstas terminaron por decir basta, 42 años era suficiente.


Atrás quedó la crónica bárbara de la conculcación sistemática de derechos a que sometió Gadafi a su propio pueblo, el régimen oprobioso sin las libertades más elementales en que mantuvo a sus súbditos, el terrorismo de Estado como forma de Gobierno, la represión encargada a fuerzas armadas mercenarias que sólo respondían a las órdenes del autócrata. Atrás también pero no olvidado un lejano incidente que puso en peligro la paz internacional, el atentado aéreo de un Boeing de la PanAm sobre la ciudad escocesa de Lockerbie perpetrado según todas las fuentes por los servicios secretos de Gadafi y causante de la muerte de 270 personas. En represalia, el presidente Ronald Reagan ordenó bombardeos en una expedición de castigo contra Tripoli y Bengasi en 1986. Atrás la humillación de las visitas oficiales a París, Roma y Madrid donde fue recibido con todos los honores y extendió su jaima en sus más emblemáticos jardines, los del Palacio del Pardo entre ellos.


Atrás asimismo el desvarío de un fanático e iluminado que quiso convertirse también en un líder espiritual y para eso editó los preceptos del Libro Verde a imagen y semejanza del Libro Rojo de Mao. O proyectos megalómanos  como la creación de un Gran Río Artificial en el desierto con una inversión inaudita  de 24 mil millones de dólares  para la instalación de inmensas tuberías destinadas a transportar el agua desde los acuíferos subterráneos del Sahara para la irrigación del  desierto en la región de Kufra, al sur del país.


Muamar el Gadafi fue igualmente protagonista de  iniciativas pintorescas  como dotarse de una guardia personal de amazonas vírgenes con cartucheras cruzadas al pecho dispuestas a morir por él en caso de peligro, un verdadero plus en su increíble recorrido.


Este jerifalte visionario que admiraba a Franco según  me dijo motu propio para mi alarma en una entrevista en Trípoli,  dirigió con mano de hierro y de forma esperpéntica el país magrebí durante demasiados años, sufragado por los rendimientos del petróleo.


Y ahora Libia, con un dirigente razonable como Mahmud Yibril  tiene que 'desaprender', como diría Eduardo Punset,  lo aprendido erróneamente. Empieza a levantar cabeza. Será una ardua tarea.

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