Opinión

"La Marsellesa"

Desde el pasado viernes han sido muchas las ocasiones en las que, en todas las partes del mundo se han entonado, o se han tarareado, las estrofas del himno nacional francés, La Marsellesa, sinónimo de libertad y lucha contra la tiranía. Y todas ellas han sido emocionantes: unas por su carácter esporádico, otras por el escenario elegido, todas por su simbología.

Para muchos jóvenes el canto de La Marsellesa en Wembley quizá sea el momento que elijan para recordar el himno francés. Para mí hay una Marsellesa especial, la que dirige Paul Henreid como Viktor Lazslo en el café de Rick’s, con la mirada de Ingrid Bergman y las lágrimas de Madeleine LeBeau, cantando hasta apagar la juerga de los alemanes del Tercer Reich. Como apagarán al Daesh.

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