Alguien debiera dar una explicación omnicomprensiva de por qué a los nuevos dirigentes se les ocurren medidas que pone en cuestión todo un programa anterior y condiciona cómo los ciudadanos van a ver sus actuaciones futuras. Hay dos ejemplos clarísimos, y los dos en el lado de la izquierda. Manuela Carmena propuso que las madres limpiaran los colegios de sus hijos, y ahora que sean los universitarios –como si los jóvenes que ‘nini’ no hicieran botellón- quienes echen una mano en la limpieza de la ciudad. Pero es que a los de la CUP, uno de los vencedores del 27-S, se les ha ocurrido lo de la presidencia coral de la Generalitat, que son ganas de enredar. Ocurrencias que son una forma de dilapidar el capital de voto acumulado que nadie esperaba.
