El cierre de nueve canales de televisión de la TDT supone una pérdida para la pluralidad informativa y la libertad de expresión, aunque algunos no pasaran de la teletienda. El fundido a negro obliga a aprender nuevos conceptos como el de dividendo digital, y a estudiarse de nuevo las parrillas para encontrar algunos de los programas favoritos que hayan sobrevivido.
Pero el verdadero problema para muchos ciudadanos es que deben resintonizar la televisión para poner en orden los canales que quedan emitiendo y no pasar por las pantallas eliminadas. Y si, según el último informe PISA, los jóvenes españoles están a la cola en la programación de aparatos electrónicos complejos, no digamos los talluditos. Pues así se va a quedar.
