Opinión

Un síntoma

Los dueños de los perros, entre los que me encuentro y sé de lo que hablo, no somos todo lo cívico que debiéramos. Los excrementos de nuestros canes adornan las aceras de todas las ciudades y pueblos. Las campañas de concienciación tienen efecto limitado como comprueban las suelas de nuestros zapatos. Algunas son novedosas. El ayuntamiento madrileño de Torrelodones ha erigido una caca hinchable de tres metros de altura para llamar la atención sobre el problema. Un gracioso se ha tomado tan a pecho la iniciativa que ha re- cogido esta caca gigante y se la ha llevado a su casa, no se sabe si en un rasgo de civismo o en otro de gamberrismo, que es lo que parece. La caca de perro como síntoma de lo que somos.

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