Opinión

Merkel vuelve a Grecia

Grecia ha comenzado a financiarse en los mercados internacionales y la canciller alemana, Angela Merkel, realizó ayer una visita relámpago a Atenas. Los dos actos son dos caras de la misma moneda, y consecuencia del doble rescate del país heleno que fue el conejillo de indias de las políticas de austeridad dictadas por la troika impulsadas por Alemania y que ha dejado al país en una situación de depauperación con una pérdida de la cuarta parte del PIB y un aumento galopante del desempleo de la que poco a poco va saliendo tras la medicina aplicada que por poco mata al enfermo.

Tras el éxito de la colocación de la emisión de deuda a un interés bajo como consecuencia de la alta demanda, el gobierno de Andonis Samaras ha recibido una inyección de moral, que no oculta la distancia que va de la mejora de la cifras macroeconómicas a su traslación a la economía de las personas, familias y pyme. Fueron el cumplimiento de las reformas impuestas y el inicio de la recuperación económica las bazas que Samaras esgrimió ante la canciller Merkel para que afloje el dogal sobre el pago de la deuda. Pero salvada la supervivencia del euro, que Grecia puso en peligro, a la dirigente alemana no le ablanda nada y no hizo sino animar a que se siga por la senda iniciada porque todavía no se ha desechado completamente la posibilidad de que la economía helena necesite un tercer rescate ante su situación de insolvencia, pese a que se pretende presentar a Grecia, como a España, como dos casos de éxito del proceso de reformas pese a los altísimos costes sociales de unos plazos para cumplir con los planes de estabilidad que ha habido que ir ampliando paulatinamente.

Angela Merkel llegó por segunda vez desde que comenzó la crisis a una capital griega blindada por la policía porque para los ciudadanos de este país la canciller alemana es la encarnación de buena parte de sus desgracias y de la forma de hacer de la Unión Europea, muy rápida a la hora de establecer sanciones y recortes y muy lenta cuando toca poner en marcha planes de estímulo como el previsto para favorecer las financiación de la pyme griegas, que fue anunciado el pasado verano y que ahora ha vuelto a ser puesto sobre la mesa.

Angela Merkel llegó, animó y fuese, mientras las calles daban su veredicto y los sindicatos convocaban la primera huelga general, no sin antes brindar su apoyo al primer ministro griego ante las elecciones europeas, en las que se prevé que su partido Nueva Democracia sufra el castigo de las urnas. Los últimos sondeos dan una ventaja de tres puntos a la coalición de izquierda radical Syriza que obtendría casi un 20% de los votos. La buena noticia es que la ultraderecha de Amanecer Dorado conseguirían tan solo un 4% de los votos, de tal forma que, a pesar de la crisis, los griegos se alejan de las opciones populistas.

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