Opinión

La paradoja 
escocesa

Uno de los ejes de la campaña por el sí a la independencia en Escocia ha sido la permanencia del nuevo país en la Unión Europea y su deseo de mantenerse integrado en las instituciones comunitarias o, en el peor de los casos, que se produjera una adhesión exprés, sin vetos. Es decir el europeísmo de los escoceses partidarios del sí, el 45% de los votantes, está fuera de toda duda.

Pues bien, estos escoceses europeos, más una parte de los partidarios del mantenimiento de la cohesión del Reino Unido pueden verse fuera de la UE si en los próximos años triunfa otro sí, el de aquellos que quieren que todo el Reino Unido salga de la Unión Europea. O sea que puede darse la paradoja de que una mayoría de los escoceses quieran seguir en Europa como han dicho y que se vean expulsados de ella si Londres convoca el referéndum sobre la permanencia en la UE y ganan los euroescépticos.

Convocarlo antes de 2018 fue la propuesta del premier David Cameron en enero del pasado año ante el avance de las posiciones antieuropeas del UKIP, a lo que añadió la tradicional petición de renacionalización de algunas piezas de soberanía cedidas a las instituciones de Bruselas, para que la Unión Europea sea poco más que un mercado único. 

Para este referéndum quedan, por tanto tres años, un tiempo en el que las autoridades británicas, gane quien gane las elecciones legislativas, tienen que cumplir su compromiso de aumentar las competencias y el autogobierno de Escocia, y de rebote, de Inglaterra, Gales e Irlanda del Norte, porque de las palabras de Cameron para celebrar el triunfo del no se sigue que habrá una reforma constitucional del que se beneficiarán todos los territorios del Reino Unido, mientras que los escoceses se tienen que aplicar a restañar las heridas que ha dejado la división en dos de la sociedad del país como ha demostrado la altísima participación registrada

Otra paradoja es que el referéndum que no les ha servido a los escoceses para conseguir la independencia se convierte en modelo para otros procesos de segregación que puedan ponerse en marcha, porque la principal enseñanza para estos es que solo cumpliendo la legalidad y por acuerdo se puede celebrar una consulta con todas las garantías democráticas, mientras que por parte de los gobiernos que quieren mantener la unidad nacional el diálogo es el mejor antídoto para una situaciones que no siempre van a arrojar el resultado del referéndum escocés, en el que se jugaba a todo o nada, cuando lo que ha demostrado la ciudadanía escocesa es que lo que se desea y es por lo que se han decantado a la vista de los resultados y el sesgo que tomó la campaña por el no en los últimos días, es el reconocimiento de la diversidad dentro de la unidad.

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