Opinión

Catalonia´s problem

El problema de Cataluña hoy y en el futuro va a ser en realidad otro. Ya verán. Y no tiene nada que ver con la posible independencia que algún día llegará, ni con nada parecido. No. No va a ser un problema político, ni ideológico, ni histórico, ni social. Y me explico a continuación a ver si consigo hacerme entender.

El verdadero problema catalán, es decir el que van a tener los catalanes de toda índole y condición bien sea esa una condición política, religiosa, geográfica, económica, personal o la que fuere en adelante, y que ya empiezan a tenerlo ahora pero aun no se dan cuenta ellos mismos, es un problema puramente lingüístico.

El catalán fue desde siempre una lengua rica y culta. Ahí están para demostrarlo el gran Ramón Llul (que como ya he apuntado alguna vez no era catalán sino mallorquín), o Ausías March (que ¡vaya por Dios! era valenciano), o más recientemente Josep Pla o Vázquez Montalbán que escribían en castellano. En fin, cosas que pasan, qué le vamos a hacer.

O sea, es innegable que el catalán es una lengua cultísima, tan culta que quita el hipo. O como dijo una vez alguien no a propósito de esto pero parafraseando a algún tipo que había oído por la calle probablemente en el barrio de Usera (Madrid): "Es una lengua culta que te cagas, tío".

Pues bien, sentadas estas premisas, el catalán, que hasta ahora nos parecía a todos los españoles una lengua culta y elevada como dije, y el acento catalán finísimo con ese toque un poco francés como de alguien que tiene estudios superiores, viaja siempre en una limusina del Museo de Carruajes de Lisboa y esnifa rapé (por ejemplo Jordi Pujol padre o hijo), está pasando a ser en la percepción del resto de los peninsulares el acento más cateto, bruto y payés del monte que hayamos escuchado nunca. Un acento que si lo tuviéramos nosotros y me refiero a asturianos, gallegos, vascos, canarios, andaluces, castellanos, murcianos, cántabros o extremeños nos daría vergüenza ajena hasta el punto de escondernos bajo la mesa antes de hablar.          

Cada día más los políticos, tertulianos o comentaristas indepes del prusés que salen por la tele o en la radio parecen hablar como si estuvieran masticando espetec y bailando una sardana al mismo tiempo.

Y ese va a ser el problema catalán. Ya digo, un problema lingüístico. Un problema que se está gestando ahora, que van a tener los catalanes del futuro y que no va a resolver ningún castellet, se pongan como se pongan unos encima de otros.

Vale. Mucha gente que me lee suele pensar equivocadamente que yo siempre estoy de broma, como de cachondeo. Pues no, la verdad es que suelo hablar muy en serio.

¡Uy, perdonen!, tengo que dejarlos ya, sorry. Se me acaba el artículo y debo irme enseguida o perderé el avión. Me voy a Girona, a empadronarme allí. Que ustedes lo pasen bien. Bye.

Te puede interesar