Opinión

Pimpinela, perdón

Ha salido Alberto Núñez Feijóo a pedir "perdón por la situación política" que condena a esta España de los que la quieran. El que esté descontento, aquí tiene Galicia. Somos unos fenómenos en palmarla, pero también en dar la turra hasta más años de los aconsejables. Lo de los nacimientos, ya si tal en otra ocasión hablamos, que hay mucho churumbel por el mundo para adoptar. Aquí se marchan porque no saben ver el futuro. De la economía ya lo tratamos en la siguiente reunión, justo un poco más tarde si el candidato a un trabajo se ha especializado en energías renovables como el viento. Repentinamente, a uno le entran unas irrefrenables ganas de sumarse a lo que diga Feijóo presidente, pero qué carallo, del Gobierno. Porque tiene razón el rapaz JASP de Os Peares: Pedro Sánchez y Pablo Iglesias son como Pimpinela y la función está resultando lamentablemente previsible. La comparación no responde a un comentario del presidente de la Xunta, aunque lo piense como Manquiña, pero quizá la firmaría porque si se presenta a la Xunta puede acabar tocando de solista como Mariano Rajoy.

En esta función para la que todos hemos pagado entrada hay que prestar mucha atención a Xosé Manuel Beiras. Fue incapaz de argumentar las razones por las que Podemos se ha pasado por la coleta las propuestas de En Marea para apoyar a Pedro Sánchez, pero sí cuajó una excelente definición de Felipe González o de Alfonso Guerra: "Son zombis". Como él.

Y lo dice Beiras, que tiene los años que le reprochaba a Manuel Fraga cuando se presentó por última vez, pero sigue siendo un fantástico reclamo entre los rapaces porque a estas alturas del partido sus canas suman y las de un tal González sólo dan más Guerra al representar a un pasado sombrío al que nadie quiere volver. No ha corrido tanto tiempo como para que el personal olvide que antes no era mejor ni los ideólogos unos tipos tan castos. Pedro y Pablo, Pablo y Pedro, Pimpinela, continúan sin mirarse en el baile aunque la música la pinche un tal Albert Rivera. Las elecciones quizá sean un ejercicio de responsabilidad sin necesidad de pedir perdón ni dar un espectáculo innecesario. Pedro no quiere a Pablo, Pablo no quiere a Albert ni Albert a Pablo y Mariano baila solo. Pimpinela, perdón.

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