CRÓNICA

Música que no entiende de edad

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photo_camera La Agrupación del Centro Social de Xinzo de Limia durante una de sus actuaciones

Ponte da Lima, en Portugal, ha sido el primer destino internacional de la agrupación de gaitas del centro sociocomunitario de Xinzo de Limia.

José Salinas tiene 84 años y toca la gaita. Es el más veterano de los componentes de la agrupación del centro social de Xinzo de Limia, dirigidos por David Villarino, que ayer regresaban de la localidad lusa de Ponte de Limia después de una jornada de hermanamiento entre ambos municipios y que les reportó a este grupo de jubilados muy activos la primera de sus salidas internacionales. Y como él, muchos otros relativamente más jóvenes, pero todos por encima de los 65, condición indispensable para ingresar en un colectivo musical que cumple este año su octavo aniversario y que supone su consolidación como conjunto de música tradicional. 


Lo que comenzó como un ligero pasatiempo más de todos los usuarios del centro sociocomunitario se ha convertido en un proyecto integrado por 33 personas y su director, y un fin definido. Recuperar el repertorio de los más renombrados gaiteiros de la comarca de Xinzo de Limia, a saber -y no están colocados por orden de relevancia, o sí- Juan Ferreiro, "O gaiteiro de Laroá"; Paco, "O gaiteiro de Escornabois", y los también afamados músicos de Cualedro, Paradela de Abeleda, Boullosa y Baronzás.


No en vano, dentro de dicha agrupación, el tándem que forman su director David Villarino -sobrino nieto de Paco de Escornabois- y uno de sus integrantes, Jerónimo Ferreiro -hijo del gaiteiro de Laroá- trabajan mano a mano para convertir a este grupo ya nutrido de músicos en el escaparate musical de las composiciones brotadas de tierras de A Limia. Recordar que el gaiteiro de Laroá, entre otras composiciones, parió la conocida rumba del mismo nombre que se incluye como casi pieza obligada en los conciertos de cualquier banda de gaitas o agrupación desde Rebordechá hasta Foz.


David Villarino dice no sufrir demasiado con ellos. "Son tremendamente disciplinados. Nadie falta a un ensayo -los miércoles- y si lo hacen, llaman con la necesaria antelación para comunicarlo. Eso sí, son algo despistados. Ahora ya no tanto, pero al principio tuve que dar las clases con chaleco reflectante para conseguir atraer su atención y que no atendiesen más a lo de su compañero que al director", comenta. 


El conjunto se financia con la simbólica aportación que cada miembro hace trimestralmente. "Antes había subvenciones para este tipo de actividades que podían llegar a cubrir algunos gastos, pero ahora ...", lamenta Villarino, y tiene una doble misión, a juzgar por el responsable de que todo suene. "Primero, es una gran oportunidad para todos ellos de salir de su rutina diaria. El miércoles tienen una razón para salir de casa, venir a tomar un café antes y otro después y demostrar que no hay edad para la música, y mucho menos para la de la tierra", dice David. Y la segunda misión, "pues que también le alegramos la existencia a otros muchos ancianos de los centros de día, residencias y recintos sociocomunitarios de alrededor. Para nosotros es razón de ensayo y para los que escuchan es toda una fiesta", explica. Ya son tantas sus credenciales sonoras que registran algún que otro llamamiento periódico. Por ejemplo, son fijos en los "Maios" de Allariz desde hace cinco años.

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