CRóNICA

“O que nos 
salvou foi que era domingo"

unnamsssed_result
photo_camera José, ante el castiñeiro que ardió junto a su casa.

Granjeros y vecinos cuentan cómo sobrevivieron al mayor incendio de todos los que guardan memoria en una zona habituada a sufrir cada año el ataque del fuego

Ayer se declararon otros diez incendios forestales en la provincia de Ourense -los mayores en Feces da Cima (Verín) y Vilarello (Vilardevós)-. Hubo fuegos de nuevo cerca de la ciudad: en Moreiras (Toén) y Sobrado (Barbadás). El de Meliás, en Pereiro, quedó extinguido después de quemar 4,5 hectáreas. También se apagaron en A Peroxa y Padrenda, donde empezaron de madrugada. Y se dio por controlados los incendios mayores, los del sábado, en Viana (2) y Manzaneda. Fue otro día ajetreado para los servicios de extinción. Una jornada normal este verano.

No Vilar de Lebres. Allí no ardió. El domingo se quemó casi todo lo que podía quemarse. José, 72 años, enseña el castiñeiro que prendió en la finca de al lado. Con hoces y palos cortaron las ramas para que no pasara el muro. "A min tivéronme que sacar. Quen defendía esto se non? Un garda civil agarroume polo brazo". Jose se disculpa con Rosa, la hija del propietario de la nave que se quemó en mitad del pueblo. "Non se preocupe", dice ella, "aquí quedamos todos sos, nós fomos da casa para a nave e non puidemos con todo". María, casi nonagenaria, en una silla en la calle, no quiere más entrevistas. "Xa falei para a televisión. Xa non sei máis que dicir. A min levoume unha filla para Verín. Salvamos o palleiro. Foi a Virxe".

"O que nos salvou foi que era domingo", explica José, "e estaba a xente nova no pobo, os fillos, os netos, se chega a ser pola semana".

A Antonio Rodríguez -que lloraba de impotencia el domingo por la noche en Cualedro después de que lo sacaran de la granja- y a su socio Antonio Pérez -que regresó a toda prisa de la playa pero no pudo ver nada hasta la noche-, una sociedad que se creó en Suiza con los ahorros de veinte años de trabajo para abrir una explotación de cerdos en Vilar, los salvó una brigada y una motobomba y tener toda su finca limpia. El fuego, que llegó desde el oeste, plantó al otro lado antes de rodear la granja. Los animales se salvaron pese al humo. Pero había restos quemados a un palmo de las lonas que cubren las ventanas, reventaron uralitas del techo y se les quemaron las puertas del tractor que prestaron a un vecino que no tuvo tanta suerte.

En Cualedro, el hombre cuya hija chilló el domingo junto al cruce a la entrada del pueblo hasta que consiguió que alguien fuera al rescate de su padre, su hermana y otro joven, señalaba ayer los fardos de paja. "Quedeime aquí hasta mollalos ben, non daba tempo a movelos e si prendían, prendía todo, adiós os tenreiros. Salvamos esta e outra granxa. E a miña filla salvounos a nos". Salieron por su pie, una vez que se convencieron de que la motobomba que llegó en su auxilio estaba allí para salvar la granja. Ayer por la tarde, en un bar del pueblo, el hombre y su hija conversaban con el guardia que coordinó los desalojos.

-A min impórtasme ti máis ca granxa, Antonio.

-Si, pero no me deixabade ir, e si arde...

-Volvémola construir.

-Xa. E pagas ti?

En Lamalonga, Ricardo, 87 anos, ya no se queja. "Nunca vin un lume igual. Sacounos a Guardia Civil e un fixo levounos para Xinzo. Durmin mal. Na casa estou mellor". En el pueblo quedan él, su mujer y otro vecino.

Te puede interesar