La feria de Xinzo recobró la normalidad, después de que los feriantes aceptasen (algunos a regañadientes) la rebaja de la tasa para la venta ambulante en 50 céntimos propuesta por el Concello. La polémica redujo los clientes durante la jornada.
A las ocho de la mañana, los más de 300 vendedores ambulantes comenzaban a montar los puestos de la feria de Xinzo, después de que su comisión de representantes comunicase al sector el acuerdo alcanzado con el Concello de Xinzo por el que reduce la tasa de 2 a 1,50 euros por metro cuadrado de ocupación de los puestos.
El conflicto, que el 27 de febrero dejó sin feria a la villa, se dio por zanjado aunque con división de opiniones pues una parte de los feriantes asumió a regañadientes la nueva tarifa. Ya no es la subida del 100 por 100, pero sí del 50 por ciento. Además, la tasa seguirá incre mentándose en los próximos años, apuntaron los más descontentos, reprochando a los representantes que hubiesen dado un sí tan rápido al alcalde ya que en Verín y Celanova los precios son más bajos.
Otros afirman que la media de la tasa está bien, es similar a la de otros pueblos.
La incertidumbre sobre si los vendedores aceptarían el acuerdo que la comisión selló con el ayuntamiento generó menos afluencia de público y, por tanto, de ventas. Ahora los que se declararon en huelga fueron los clientes. En esta ocasión, no hicimos el día. Poca gente y pocas compras, apuntaban, señalando que posiblemente pensaban que en esta jornada tampoco iba a haber feria. Es el precio de la protesta.
El conflicto, que el 27 de febrero dejó sin feria a la villa, se dio por zanjado aunque con división de opiniones pues una parte de los feriantes asumió a regañadientes la nueva tarifa. Ya no es la subida del 100 por 100, pero sí del 50 por ciento. Además, la tasa seguirá incre mentándose en los próximos años, apuntaron los más descontentos, reprochando a los representantes que hubiesen dado un sí tan rápido al alcalde ya que en Verín y Celanova los precios son más bajos.
Otros afirman que la media de la tasa está bien, es similar a la de otros pueblos.
La incertidumbre sobre si los vendedores aceptarían el acuerdo que la comisión selló con el ayuntamiento generó menos afluencia de público y, por tanto, de ventas. Ahora los que se declararon en huelga fueron los clientes. En esta ocasión, no hicimos el día. Poca gente y pocas compras, apuntaban, señalando que posiblemente pensaban que en esta jornada tampoco iba a haber feria. Es el precio de la protesta.
