Xinzo disfrutó con intensidad de su Domingo Oleiro, itinerante este año

photo_camera Domingo Oleiro (XESÚS FARIÑAS)
Niños y adultos se repartieron por las distintas plazas de la villa para lanzar las olas hasta romper 250 unidades

Xinzo disfrutó ayer con intensidad de su tradicional Domingo Oleiro. La lluvia concedió una tregua durante la mañana y también por la tarde, aunque inicialmente la organización se planteaba la posibilidad de suspender la segunda ronda del juego, finalmente no fue necesario.

El carro con las olas salía del Museo Galego do Entroido puntualmente y con música animando la comitiva hasta la Praza Maior. Allí estaba el meco colgado observando toda la escena desde las alturas y, con la música sin dejar de sonar, comenzaba el ritual, sin las aglomeraciones de años anteriores a la pandemia, y con muchas ganas de fiesta. Era algo que se notaba en el ambiente.

Dos corros de niños abrían el juego. Los más pequeños por un lado, se iniciaban en la maestría de lanzar las olas. Por otro, un poco más mayores, ya casi unos expertos, comenzaron con las olas infantiles pero después aceptaron el reto de lanzar las de los adultos. Tal y como lo hacían se notaba en ellos el entrenamiento de varios años, prácticamente desde que empezaron a caminar.

Para aquellos espectadores que nunca hayan visto el juego de olas es toda una experiencia contemplarlo por primera vez. Jóvenes y mayores se tiran las olas unos a otros a varios metros de distancia por lo que es necesario lanzar con fuerza y mucha puntería, demostrando también una gran habilidad para recogerla evitando que se estrelle en el suelo.

Algunas de las olas tenían sorpresa: harina o agua, que se derramaba entre los jugadores y el público.

Desde la Praza Maior se trasladaron a otras dos del centro urbano en donde repitieron el juego, al mismo tiempo que ya se formaban corrillos para tomar el aperitivo e incluso para echar un baile.

Por la tarde se repetía el ritual. Fue, sin duda una jornada muy especial para los vecinos de Xinzo, después del parón de dos años y a la vista del entusiasmo con el que viven el Entroido. Ayer se destrozaban 250 olas,  bastantes menos que en las celebraciones anteriores a la pandemia, que rondaban las 600 unidades.

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