En la ventana de la casa de su madre, viendo el ambiente festivo de la plaza. Así pasó las horas posteriores a su salida del Complexo Hospitalario de Ourense Miguel Rodríguez -Míchel, como todos le conocen en Allariz- después de la aparatosa cogida que un buey le propició en la tarde-noche del domingo. 'Tuve mucha suerte, pero ya estoy para otra, como los toreros, y el jueves no me pierdo la cena vecinal', bromea después de pasar toda la noche en observación en el CHOU.
Menos suerte tuvo su compañero y amigo Ramón Domínguez, también integrante del grupo de 'homes do sedeño' que se encarga de guiar al animal durante la carrera por las céntricas calles alaricanas. 'Moncho tiene para ocho días, ayer le operaron porque sufrió una grave cogida en la mejilla, donde le han dado más de 40 puntos por fuera y otros tantos internos, pero esta bien', matiza.
PRUDENCIA
Con magulladuras en brazos y pies, 10 puntos en la cabeza y 20 en el muslo izquierdo, Míchel Rodríguez recuerda cada instante de cuando el 'boi' se abalanzó hacia él y lo lanzó hacia la pared de piedra de una vivienda cercana. 'Ya salió desbocado y nos llevó calle abajo hasta la carretera, así que decidimos que lo mejor era devolverlo a la cuadra y celebrar la carrera con otro ejemplar. Pero cuando estábamos en el bajo y lo creíamos al mando del cuidador, se revolvió hacia nosotros'.
En cuestión de segundos, el animal provocó el pánico en el público y la organización, que reaccionó rápidamente encerrando al animal y atendiendo a los heridos. 'Esto demuestra que correr el boi no es una broma y que la gente tiene que ser muy prudente. Mira lo que nos ha pasado a nosotros, que se supone que somos los que andamos más alerta', subrayaba Rodríguez, quien no cesó en su empeño de recomendar a asistentes a la fiesta que hagan caso a los consejos de la organización, que eviten los tacones y pasear con los niños por las calles durante la carrera.
PRUDENCIA
Con magulladuras en brazos y pies, 10 puntos en la cabeza y 20 en el muslo izquierdo, Míchel Rodríguez recuerda cada instante de cuando el 'boi' se abalanzó hacia él y lo lanzó hacia la pared de piedra de una vivienda cercana. 'Ya salió desbocado y nos llevó calle abajo hasta la carretera, así que decidimos que lo mejor era devolverlo a la cuadra y celebrar la carrera con otro ejemplar. Pero cuando estábamos en el bajo y lo creíamos al mando del cuidador, se revolvió hacia nosotros'.
En cuestión de segundos, el animal provocó el pánico en el público y la organización, que reaccionó rápidamente encerrando al animal y atendiendo a los heridos. 'Esto demuestra que correr el boi no es una broma y que la gente tiene que ser muy prudente. Mira lo que nos ha pasado a nosotros, que se supone que somos los que andamos más alerta', subrayaba Rodríguez, quien no cesó en su empeño de recomendar a asistentes a la fiesta que hagan caso a los consejos de la organización, que eviten los tacones y pasear con los niños por las calles durante la carrera.
